Ahora que se conocen las graves denuncias del alcalde de Ibagué, Guillermo Alfonso Jaramillo, sobre presuntos actos de corrupción en el manejo de los subsidios para los estratos 1, 2 y 3, donde se encuentran involucrados Interaseo y el detenido y procesado exsecretario de Hacienda del municipio Oswaldo Mestre, varios lectores de este portal, nos sugieren que investiguemos qué pasó  con los 100 mil millones del empréstito de Luis H. Rodríguez, exalcalde de esta ciudad, autorizado por el Consejo en 2012. (ver: Corrupción en pago de subsidios de aseo).

Hasta ahora, todos nos hemos encarnizado en esculcar el reparto de los 11 mil  500 millones de los diseños de las obras de los fracasados Juegos Nacionales, y de los escenarios deportivos inconclusos, pero hemos olvidado esta presa gorda de la pasada administración.

Recordemos que en aquella oportunidad, entre los meses de abril-marzo, se discutió y aprobó la adquisición  de ese crédito, dejando la deuda a vigencias futuras; es decir, a las administraciones que llegaran después de la del sibilino exacalde  Luis H. Y que, obviamente hoy continuamos pagando los ibaguereños.

Inicialmente, el proyecto de acuerdo contemplaba en su justificación,  destinar 62 mil millones para construcción, rehabilitación y pavimentación de la malla vial; 10 mil millones para vivienda de interés social;  siete mil millones para infraestructura educativa; seis mil millones para la terminación del panóptico;  cinco mil millones para mejoramiento de barrios y titulación de tierras; cinco mil millones para apoyo de acueducto comunitarios; una compra de terrenos que no sabe en dónde ni se especifica nada más, tres mil millones de pesos;  dos mil millones para el programa de la Tics, inversión que se en encuentra en investigación y que fue cuestionada; dos mil millones para centros integrales comunales; mil 500 millones para infraestructura deportiva y mil 500 millones para laboratorios empresariales.

El destino de estos recursos no es claro ni se sabe a ciencia cierta sobre su inversión; lo único cierto, es que estuvieron bajo la custodia y protección del polémico exsecretario de Hacienda Oswaldo Mestre.

Se sabe que luego hubo algunas reformas y modificaciones al acuerdo original para destinar los 11 mil 500 millones para los estudios y diseños de los fracasados Juegos Nacionales, que todos sabes en qué se invirtieron o mejor cómo se los robaron. Igualmente, que las partidas originales también sufrieron cambios presupuestales y todos los acomodamientos que se realizaron para aparentar una supuesta legalidad  en su despilfarro.

Que se sepa, esta cuantiosa suma de 100 mil millones, hasta el momento, no ha tenido explicación algunas sobre su real inversión, y nada de lo propuesto en sus objetivos se cumplió, salvo la pavimentación de algunas calles que no llegan ni a los 10 mil millones. O si alguien sabe dónde están edificadas o representadas las obras que lo diga y nos ayuda a esta tarea; porque el excontralor municipal de la época, Edwin Riaño, hoy flamante funcionario de la Controlaría del Tolima, ha pasado de agache en los terribles actos de corrupción de la administración anterior, igual cosa ha sucedido con el expersonero de Ibagué Isaac Vargas Morales, nombrado por el cuestionado exprocurador  Alejandro Ordoñez, como Procurador Regional del Huila.

Los que tenían la responsabilidad de controlar y vigilar, siguen disfrutando de la nómina oficial, inclusive en mejores cargos. Recibieron su premio por  su pasividad o el silencio guardado.