La Marcha Carnaval se ha convertido en el laboratorio predilecto para elevar conciencia ambientalista. Son los jóvenes en particular los que se han abanderado de esta causa, como quedó demostrado en la versión número XIV que se realizó este viernes en la capital del Tolima.

Y precisamente en esta ocasión el mensaje central estuvo enfocado en la problemática que padecen los ibaguereños y que se volvió eterna: el agua. De ahí los carteles que se observaron a lo largo del recorrido en los que se llamaba la atención sobre el sufrimiento que padecen cientos de hogares que no cuentan con un óptimo servicio de agua, o lo que es peor, los que pasan días y no les llega una gota, o a quienes les llega, pero no es agua apta para el consumo humano. 

Toda la protesta entonces se dirige a la empresa Ibal. Una empresa que ha estado atada a la politiquería y el clientelismo al punto de convertirla en una entidad ineficiente y debido a esa situación, son los ibaguereños los que están pagando las consecuencias.

Los carteles del inconformismo

“Llevan más de 30 años ‘chanchullando’ en el Ibal y el tal acueducto alterno no lo van a terminar”.

“Allá arriba en Boquerón en Altos Miramar no hay agua, ni alcantarillado, ni vías para ingresar”.

“En Arboleda Campestre llega agua contaminada, pues el Ibal ni el Alcalde por el agua no hacen nada”.

“¿Por qué en Ibagué se venden casas donde agua no hay?”.

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Con estos y más avisos, en esta Marcha Carnaval se puso en evidencia una problemática social, que con el paso de los días alimenta más una bomba de tiempo que debe ser desactivada cuanto antes. Lo primero que exigen las familias ibaguereñas es que el Ibal sea rescatado de la politiquería.