Actualidad
Los héroes de la montaña
Edgar Solorzano encontró el cuerpo sin vida del estudiante de la UNAL, Juan Camilo González Oñate guiado por un colibrí.
Fotos álbum familiar
Por Ingrid Oñate
Hace un par de días acompañada de mi familia fuimos a conocer a Edgar Solorzano Yara, un campesino y bombero voluntario del municipio de Anzoátegui que se dedica a la siembra de café, aguacate y pitaya entre otros productos. Edgar siempre está preocupado por reforestar el bosque y sabe cómo se llama cada árbol y arbusto que lo rodea.
Edgar es un hombre de contextura pequeña, sus manos reflejan la difícil y ardua labor de nuestros campesinos, es tímido y observador, aficionado a la fotografía y conoce todas las especies de aves que habitan o pasan por la región, es sin duda alguna, un ser muy pero muy especial; es que escucha y siente la naturaleza, sabe distinguir el sonido que emite cada ave, también sabe sobre las mariposas y sus características de todos los animales silvestres que rodean la región.
Edgar a recorrido muchas veces el Parque Nacional Natural de los Nevados sin equipos, no tenía conocimiento del manejo de la brújula porque su orientación siempre la ha realizado a través de sus sentidos, escuchando, observando y sintiendo la montaña, mucho menos cuenta con radios o drones que le permitan realizar un rescate.
El héroe y sus compañeros también héroes son la primera línea cuando debe realizarse un rescate de alta montaña, pero a pesar de esto muchas veces no cuentan con equipos, indumentaria, víveres que les permitan realizar las búsquedas.
Edgar nos enseñó que se puede ser muy feliz ayudando a los demás; a pesar de no tener muchas cosas materiales lo tiene todo y es que ama el paraíso donde vive, disfruta de cada especie que lo rodea, trabaja y enseña a los demás sobre el cuidado de la naturaleza.
“La montaña es peligrosa y si ella esta rebelada yo no entro, solo lo hago si alguien necesita de mi ayuda”, pero cómo sabe que la montaña está revelada, le preguntamos, “ella se comporta de manera extraña se torna oscura y su sonido es diferente”.
Edgar ha realizado numerosos rescates, siempre arriesgando su vida y en la mayoría de las ocasiones sacando de su bolsillo para proveerse de víveres, no tiene muchos bienes, es un hombre sencillo, no usa botas como la de los montañistas o equipos y bastones, tampoco chaquetas especiales o demás utensilios con los que cuentan los turistas que no conocen lo agreste de la montaña y que por el contrario la agreden por su falta de conocimiento, pero camina en la montaña mejor que nadie. Su labor es gratuita y en muchas ocasiones ni siquiera recibe la palabra gracias, sin embargo, siempre está dispuesto ayudar y utilizar esa gran conexión que tiene él y la montaña que le permitió encontrar a mi hijo guiado por un colibrí.
Gracias Edgar, Víctor y Eliécer por estar siempre dispuestos a ayudar a los demás sin pensar en nada a cambio, gracias a todos los rescatistas de nuestro país que trabajan las 24 horas del día en este invierno inclemente, sin esperar nada a cambio, muchos sin salario, sin equipos adecuados.
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