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La Institución Educativa y Cultural San Isidoro de El Espinal
Por Edgardo Ramírez
Con el correr del tiempo comprobamos que a través de lo aprendido en los primeros años, se forman las expresiones de los sentimientos, las emociones, las conductas y los hechos sociales, para robustecernos y definir por el análisis vigilante de una razón esclarecida aquello que queremos ser para para servir a la sociedad.
Singularmente en esta época extraña, y turbulenta, por distintas y adversas concepciones del mundo, nos permiten prever, con notoria certeza, por quienes conforman lo que denominamos integrantes de las instituciones educativas, que la amistades de los años de estudio son generalmente un soporte espiritual en nuestras vidas.
Y resaltar cómo los profesores y rectores, más para bien, dejan en los alumnos, un recuerdo imperecedero, crea la necesidad de una conciencia de integración y expresión cultural y solidaridad como la que se realizó el día de ayer en El Espinal, con la celebración de los 50 años de ser oficial el colegio San Isidoro antes “San Isidoro La Salle”, que se conformó inicialmente como una escuela de artes y oficios cuando los religiosos de La Salle llegaron a esa ciudad en 1918.
Fue un acto cultural hermoso porque niños de escasos 10 años de la banda musical de la Casa de la Cultura Emidio Ramírez Núñez, tocaron frente a la banda de la Institución Educativa San Isidoro, regida eficazmente, por su rector Gilberto Carvajal Cardozo, actualmente no tiene profesor de música, siendo El Espinal la cuna de El Bunde y le corresponde su designación al gobierno departamental, por lo cual, invitamos a la nueva gobernadora Adriana Magaly Matiz, ordenar esa designación.
Esos dos centros de cultura y educación buscan propósitos comunes para el mejoramiento de las condiciones de vida de las gentes del municipio y ciudades cercanas, debido a que en esa ciudad existen cuatro instituciones de nivel educativo superior, cuyas características culturales, sociales y económicas no deben estar amenazadas por falta de recursos o asignación de profesores de música, que reafirme que el Tolima es música y cultura con el único bachillerato musical de Colombia.
La exaltación hecha por el gobierno departamental a la Casa de la Cultura para formar técnicos y músicos y el convenio con la Institución San Isidoro, no tendrían eficacia, como tampoco el esfuerzo de profesionales que egresamos de ese colegio como su rector y el agrónomo José Omar García, Gustavo Pava, Héctor Rodríguez y el Consejo Directivo, si no se le reasignan más recursos y se nombra por el departamento su profesor de música.
Por eso, la celebración de estos actos para impulsar esa respetable institución y no olvidar a aquellos que han sufrido desmembraciones y hasta la muerte por representar ese centro educativo en competencias y eventos en otras ciudades.
Cada día sus ex alumnos desean aportar algo nuevo y mejor donde se encuentren como una forma de ejemplo en ese amplio universo de la educación, la cultura y las profesiones, y así, buscar la unión de quienes fueron sus alumnos y profesores mediante una auténtica comunicación, y preocupación por el progreso de la ciudad.
No con ese sentimiento de envidia amasado por el dinero, por el odio y por la gloria, sino por la hermandad de las distintas promociones que le han dado lustre a la ciudad de El Espinal, al departamento y al país.
Sus alumnos explican la manera constructiva y dinámica del orgullo de pertenecer a ese centro educativo para vivir mejor en común; que exalte la misión histórica que están obligados a cumplir sin desfallecimientos; que los identifique por el acendrado culto a determinados valores del espíritu; tendientes a reducir el archipiélago de aspiraciones encontradas, a un sistema de inteligencia, de belleza y de ética, a un haz de principios, de sentimientos y de finalidades primordiales a través de la educación y la cultura, como los mejores mecanismos de progreso social.
Trascendentales ejemplares, y por eso, eminentemente significativas, cargadas de un valor espiritual entrañable, los actos sencillos como el que ayer se congregó en el aula máxima de la sede del colegio, protegido por la ciencia, la sencillez que siempre acompaña a sus alumnos, pero con el deseo de continuar aportando una gota de rocío al árbol de la educación y la cultura.
A esa Institución Educativa sólo la supera en antigüedad el colegio San Simón de Ibagué con 200 años de existencia, el cual abrigaba en su seno en una época a todos los estudiantes tolimenses, de cual han salido promociones de personajes de las más altas calidades intelectuales del país que han sido presidentes de la República, encabezados por Manuel Murillo Toro.
El Espinal, como segunda ciudad del departamento del Tolima y capital arrocera del país, ha tenido un gran desarrollo desde que se nacionalizó el colegio por la gestión de un puñado de liberales encabezados por mi padre y Ramón Cardozo Shum, para que el cofrade Alfonso Palacio Rudas ayudara a impulsar esa ley con Alberto Santofimio, para que hayan salido promociones durante 50 años de bachilleres Coltejer y del mayor índice del Icfes que hoy ejercen en todas las profesiones en el país y en el exterior.
Es una muestra que la educación es el progreso de los pueblos. Mantengámosla en alto, para que seamos no propiamente el elemento para estructurar un documento histórico, sino una cantera de progreso y bienestar común.
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