Periodismo de análisis y opinión de Ibagué y el Tolima

Actualidad

La historia de los campesinos del sur que trajeron la Naranjatón a Ibagué

La historia de los campesinos del sur que trajeron la Naranjatón a Ibagué

La Naranjatón muestra la fuerza de la comunicación campesina en el sur del Tolima.

Por: Jhenifer Rodriguéz 

Con tapete de naranjas en descomposición se vestía la vereda San José, en el sur del Tolima, las ramas de los naranjos parecían doblarse bajo el peso de sus abundantes frutos, una imagen que impactó al filósofo y periodista tolimense Erik González, más conocido como Sentipensante TV.

Para los campesinos del municipio de San Antonio, recogerlas era un esfuerzo inútil: el precio en el pueblo —diez mil pesos por carga— apenas alcanzaba para cubrir la gasolina del transporte. “Era como trabajar para perder”, decían resignados.

Un influencer campesino

Sentipensante TV se hizo popular en la región gracias a la originalidad de su proyecto de comunicación digital con más de 193 mil seguidores en Facebook. Su propósito va más allá de transmitir noticias: buscaba dar voz a campesinos, indígenas y comunidades olvidadas. Erik González rechaza la idea de que solo la economía basada en la competencia y la ley del más fuerte es viable, por lo que dedica gran parte de su tiempo a hacer trabajo social enfocado en fortalecer las redes de economía solidaria y educar sobre soberanía alimentaria.

Al ver los naranjos en el patio de una escuela rural, Erik pensó “¿por qué no organizar una jornada para aprovechar esa fruta?”

La unión hace la fuerza

Así nació la idea de la Naranjatón. Erik unió fuerzas con Henry Ortiz, conocido en redes como Prudencio Tolima, otro influencer campesino y, además, habitante de San Antonio. Juntos empezaron a tocar puertas y lograron el apoyo de la Unidad Solidaria del Gobierno Nacional, la Agencia de Desarrollo Rural y hasta de la Sexta Brigada del Ejército. Al comienzo, pocos campesinos creyeron en ellos. Prudencio, decidido, sacó su propia cosecha y convenció a un par de vecinos. El pasado sábado 30 de agosto, ellos mismos cargaron los bultos al camión que el Ejército les prestó y, con compañía de funcionarios de las tres entidades nacionales, llegaron a los bajos de la Gobernación que les facilitó el uso del espacio y vendieron dos toneladas de naranja en menos de dos horas.

Los influencers campesinos estában felices, su campaña en redes había rendido frutos, la gente respondió al llamado y entendió que comprar naranjas era, en realidad, apoyar a los campesinos, además llegó otro colega a apoyarlos, Camilo Orjuela más conocido como, El Agricultor. Ese triunfo encendió una chispa en San Antonio y más vecinos de la vereda San José se sumaron a la segunda Naranjatón.

El temple de los campesinos del sur

Los campesinos trabajaron arduas jornadas, recolectaron el fruto y entregaron su cosecha a los influencers con la promesa de que los venderían a un precio justo y volverían con el dinero. Esta vez, la meta era ambiciosa: llenar un camión grande con diez toneladas.

Cada bulto vendido haría un pequeño aporte para la gasolina y lo demás era de los productores. El camino, sin embargo, puso a prueba la iniciativa. Con 275 bultos de más de 50 kilos cada uno, el camión se hundió en un tramo de la carretera, pero a problemas, soluciones, porque así piensa la gente del sur.

Tocó descargar y volver a cargar, cerca de 80 bultos se perdieron en el trayecto, pero llegamos a Ibagué sobre las 7 de la mañana del domingo 7 de septiembre y vendimos codo a codo con los funcionarios de la ADR, el Ejército y la Unidad Solidaria del Gobierno Nacional bajo el árbol de mango o, mejor dicho, el palacio del mango que queda en el parque Murillo, frente a la Gobernación. Hasta las 8 de la noche estuvimos trabajando”, contó con alegría y satisfacción Eric González.

Comunicación popular

Para Eric y los colegas que lo apoyaron, la Naranjatón no fue solo un mercado improvisado: fue la prueba de que la comunicación popular, las redes sociales y la organización comunitaria pueden mover montañas o, al menos, bajar toneladas de fruta por trochas imposibles, demostrando que con un poco de apoyo del Estado los campesinos son capaces de garantizar la soberanía alimentaria.

Siguenos en WhatsApp

Artículos Relacionados