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La Capital Musical avanza, pero la juventud aún espera su turno
Por: Jaime Eduardo Reyes
La mejoría en la ocupación laboral en Colombia se explica por la recuperación económica tras la pandemia y la expansión de los servicios (Comercio, Transporte y Servicios Sociales).
El consumo de los hogares ha tenido un impacto bastante significativo en la mejora de la economía. Los programas de apoyo económico del gobierno y la inversión pública en salud y educación han contribuido a dinamizar ciertos sectores y a generar empleo. El equilibrio fiscal y la sostenibilidad de la deuda son factores claves que se deben considerar para evitar presiones inflacionarias o desequilibrios a largo plazo.
El aumento de 1.1 millones de ocupados ha llevado la Tasa de Desocupación a mínimos históricos. Sin embargo, gran parte del nuevo empleo en nuestro país es "por cuenta propia", manteniendo la informalidad sobre el 54% nacional. Esto crea una dualidad: mientras la cantidad de empleo mejora, el desafío estructural reside en garantizar que este sea formal y de calidad para sostener el crecimiento.
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Por su parte, la recuperación en la ocupación laboral de Ibagué, particularmente en el periodo agosto - octubre 2025, se explica por la expansión de sectores que generan empleo formal y una fuerte dinámica de crecimiento económico local, superando incluso la tasa de reducción del desempleo nacional.
El mercado laboral de Ibagué ha demostrado una notable resiliencia y avance en el periodo analizado, con mejoras significativas en la reducción del desempleo y la formalización. No obstante, enfrenta desafíos estructurales que limitan su competitividad regional y el potencial de su población joven.
¿Qué está ocurriendo en Ibagué?
El mercado laboral de Ibagué, entre agosto y octubre de 2025, demostró una sólida recuperación que superó la tendencia nacional, aunque la ciudad mantiene desafíos estructurales. La Tasa de Desocupación (TD) total en Ibagué se redujo a 9.5%, lo que representa una caída interanual de 1.7 puntos porcentuales (p.p.).
Esta disminución fue más pronunciada que la observada a nivel nacional (TD del 8.3%), lo que indica una reactivación local más ágil. Sin embargo, el desempleo juvenil (población de 15 a 28 años) sigue siendo un reto, al ubicarse en 17.1%, 2.4 p.p. por encima del promedio nacional. Un factor positivo clave es la Proporción de Informalidad, que se situó en 48.0%, este indicador es significativamente inferior a la tasa nacional (55.6%), sugiriendo que el empleo generado en Ibagué es, en promedio, de mayor calidad y formalidad que en el resto del país. La capital del Tolima avanza a un ritmo destacado en la reducción del desempleo, manteniendo una estructura ocupacional más formalizada que el promedio colombiano.
La dinámica positiva se explica por un crecimiento sostenido en sectores que privilegian la formalidad. Las ramas de Administración Pública, Educación y Salud, junto con las Actividades Financieras y de Seguros, actuaron como los principales motores de empleo. La expansión en estos sectores de servicios formales absorbió a la población desocupada a un ritmo acelerado.
Principal motor
El principal motor es la inversión en sectores formales. El Gasto Público dinamiza la rama de Administración Pública, Educación y Salud, garantizando puestos de trabajo con seguridad social. Paralelamente, la Inversión Empresarial formal impulsa las Actividades Financieras y de Servicios, ramas que demandan talento calificado. En conclusión, la reducción del desempleo en Ibagué es de alta calidad, sostenida por el sector formal y el respaldo del Estado, minimizando la dependencia del "rebusque" y mostrando una estructura laboral más robusta.
La mejora en la ocupación laboral de Ibagué no es un fenómeno casual de la economía informal, sino el resultado de un impulso bipartito entre el gasto público y la inversión empresarial formal. A diferencia de la tendencia nacional, donde gran parte de la recuperación se basa en el empleo por cuenta propia (informal), la dinámica de Ibagué se concentra en la creación de empleos asalariados y estables. Esto se evidencia en que la Proporción de Informalidad de la ciudad es significativamente más baja que el promedio colombiano.
Esta estructura productiva se refleja en la baja informalidad de la ciudad, que se sitúa en 48.0%, significativamente por debajo del promedio nacional (55.6%). Esto sugiere que el empleo generado es, en gran medida, de mejor calidad y con mayores garantías sociales. No obstante, persiste el desafío del desempleo juvenil, que, aunque se redujo, se mantuvo en 17.4%, superando el promedio nacional. Así las cosas, Ibagué muestra una trayectoria positiva impulsada por el sector servicios formales, pero debe enfocarse en integrar a su población más joven.
Concentrarnos en superar el desempleo joven
El desempleo juvenil en Ibagué, que hoy alcanza el 17.4%, se ha convertido en un verdadero freno para el bienestar de las familias y el desarrollo de la ciudad. Cuando los jóvenes entre 15 y 28 años no logran conseguir trabajo, los hogares pierden una parte importante de su capacidad de generar ingresos y la carga económica recae casi por completo en los adultos ocupados ralentizando la reducción de la pobreza per cápita, a pesar de las buenas cifras de empleo formal.
Además, muchos terminan aceptando empleos informales o precarios, lo que limita su crecimiento profesional y deja huellas negativas en su futuro laboral. En la práctica, esto significa que, aunque Ibagué ha avanzado en la formalidad y en la reducción de la pobreza, el alto desempleo juvenil impide que esos logros se traduzcan en una prosperidad plena y duradera para toda la comunidad, el alto desempleo juvenil representa el principal freno estructural para el progreso económico.
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Aparte del impacto inmediato en el ingreso, la alta Tasa de Desocupación juvenil fuerza a los jóvenes a aceptar trabajos precarios o informales por necesidad, lo cual contrarresta la tendencia a la formalidad de la ciudad. Esto no solo desaprovecha el capital humano de Ibagué, sino que también amenaza su competitividad a largo plazo. Para que el crecimiento económico sea sostenible, la política pública debe priorizar la alineación educativa con la demanda de los sectores formales (Finanzas, Servicios) para integrar a esta población al mercado laboral productivo.
Esta alta desocupación juvenil actúa como un impedimento económico, limitando el ingreso per cápita de los hogares y amenazando la sostenibilidad del crecimiento, pues desaprovecha el capital humano e incrementa el riesgo de informalidad a largo plazo en la población más joven.
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Para reducir la alta tasa de desempleo juvenil en Ibagué, se podría ejecutar estrategias que incluyen el fortalecimiento de la alianza universidad-empresa mediante pasantías remuneradas, ajustes curriculares ágiles y certificaciones tecnológicas rápidas; la atracción de inversión estratégica con incentivos para call centers y Business Process Outsourcing (Subcontratación de Procesos de Negocio), junto con un “bono de primer empleo formal” que facilite la contratación de jóvenes sin experiencia; y el impulso del bilingüismo y las habilidades digitales a través de programas intensivos de inglés y centros de emprendimiento digital.
Con estas acciones, la ciudad no solo podría disminuir su tasa de desempleo juvenil del 17.4%, sino también consolidar un mercado laboral más competitivo, formal y sostenible en el largo plazo. La política pública debe enfocarse en la alineación educativa y los incentivos a la inversión formal para cerrar estas brechas y asegurar una prosperidad duradera.
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