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La bonanza del "oro verde" se tomo las calles de Ibague .
El aguacate… el aguacate…es el grito que se escucha a diario en plenas calles del centro y los barrios de la ciudad, cuando en plena cosecha la demanda es mayor tanto por los consumidores como por los propietarios de los restaurantes.
Y es que cuando usted transita por cualquier vía se encuentra con dos o tres carretilleros que buscan cautivar a sus clientes con lo mejor de sí, con esta fruta o verdura, la cual es comprada como pan caliente y a precios no costosos.
Camilo González un muchacho de 22 años de edad, residente en el Salado, de aspecto jovial, dicharachero, alto, y de contextura delgada, un día decidió meterse a vender aguacates, dice que todos los días debe llegar hasta la plaza de la 14, a una bodega dónde deja guardada su carretilla y allí la saca desde las 9 de la mañana.
Luego entra a negociar con quienes traen el producto desde Marquita, llevando y seleccionando lo mejor. “Yo compro aguacates de excelente calidad, tienen un sabor exquisito, bastante pulpa que da la sensación de degustar mantequilla”.
“Luego los limpio con un pañito, los organizo y les doy una mejor visión para el cliente los lleve, sin embargo, en el proceso de degustación selecciono lo mejor y le pregunto a mi clientela si los desea con sal o sin sal y allí es cuando ya se define la compra”.
“Aunque llevo buen producto al cliente hay que consentirlo mucho”.
Yo vendo mis aguacates a dos mil tres mil y cuatro mil pesos, los mayores compradores son los dueños de restaurantes quienes le llevan de 50 a 60 o más, eso depende.
“La hora crucial es de 11 y media de la mañana hasta la una y media de la tarde, luego me retiro y si me quedan algunos por ahí logro venderlos a alguien o dejárselos a otro vendedor o me los llevo para la casa”, sin embargo y curiosamente a él no le gustan.
Este hombre conoce de los poderes del aguacate, sabe que combate el colesterol y otras dolencias del cuerpo. Igualmente, de las propiedades que posee para bajar los antígenos cuando una persona padece de cáncer.
“Aquí llegan muchos compradores y me cuentan que el aguacate es tenido en cuenta para la dieta de las personas que tienen diabetes cáncer, anemia y otras”.
Camilo González, cuenta que en un día logra hacer 100 mil pesos, y cuando el día no está mejor por aquello de las lluvias, se hace a penas 60 o 70 mil”.
“Eso a mi no me importa porque lo que llevo a mi casa es sagrado para la comida de mi mamá”, sin embargo, ve con preocupación que pase esta cosecha y tenga que regresar de nuevo a la rusa, un trabajo pesado y desagradecido dice el joven.
La competencia de la venta de aguacate es grande, pero los retos son aún más, andando y andando, Camilo va desafiando hasta la policía, pues cuenta que “no nos deja trabajar, cuando ellos creen que nosotros les estamos invadiendo el espacio público”.
“Mi día gira por ahora entorno a esto, pero le voy a seguir apostando a la venta de aguacates y después de lo que venga en cosecha, porque sé que con esto no me voy a morir de hambre”.
Por eso al marchar, nos deja una lección de persistencia, tenacidad y empuje, con su carreta se despide y espera volverse famoso por la venta de sus aguacates.
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