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Ibagué se desmorona, y el alcalde viajero… bien, gracias

Ibagué se desmorona, y el alcalde viajero… bien, gracias

Ibagué no resiste más administraciones desastrosas como la actual. Suficiente con los pésimos gobiernos que le han correspondido en los últimos cuatro o cinco periodos.

Una ciudad como Ibagué, colmada de enormes fortalezas, no puede seguir equivocada de rumbo. Otra equivocación y apague y vámonos. Eso equivaldría, ni más ni menos, a sepultar por siempre las formidables oportunidades que la ciudad posee. En ese orden, es el momento propicio para que esta lacerada Ibagué encuentre, por fin, el buen timonel que la lleve a buen puerto.

Aquí se necesita que los actores políticos se desprendan de sus eternas y enfermizas vanidades y egos, y comprendan que seguir en la tarea dañina de estimular prácticas clientelares y politiqueras, lo único que logran es profundizar la crisis.

Se requiere un alcalde líder, un alcalde que convoque, un alcalde que sea distinto  al que hoy dirige de manera errónea los destinos de la ciudad. Es decir, un alcalde que tenga como objetivo la ciudad y no sus intereses mezquinos.

La falta de compromiso y perspectiva del actual alcalde junto a los anteriores recientes, ha profundizado el atraso de la ciudad. Un alcalde como Hurtado que de acuerdo con lo mostrado, llegó a saciar apetitos personalistas, cargados de soberbia e individualismo, lo único que ha generado es incertidumbre.  Ese destino no es el que se merece Ibagué.

Lo ocurrido en el Concejo de Ibagué, durante un debate reciente de control político al Secretario de Infraestructura, es la muestra irrefutable que la ciudad está al garete. Se carece de línea de mando, la constante que se observa es la improvisación en todos los niveles, lo que ha llevado a producir alta desazón en las comunidades.

Por eso hay que insistir para que en octubre del 2023 el escenario electoral sea promisorio, que haya de dónde escoger. Es por Ibagué.

Henry Rengifo

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