Miles de personas salieron a las calles durante el fin de semana en diferentes países del mundo para protestar contra la detención de una flotilla internacional que transportaba ayuda humanitaria hacia Gaza.

El operativo militar israelí, realizado al parecer en aguas internacionales, ha sido calificado por organizaciones civiles como una de las mayores desproporciones de fuerza frente a una misión civil desde que entraron en vigor los Acuerdos de Ginebra en 1950.

Los activistas de la Flotilla Global Sumud, una caravana marítima integrada por barcos de más de 40 países que buscaban llevar alimentos, medicinas y suministros básicos a la población palestina en Gaza. Fueron detenidos y hasta el momento no han sido liberados.

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La flotilla, que zarpó desde Barcelona a finales de agosto con la participación de más de 500 activistas —entre ellos médicos, periodistas y defensores de derechos humanos— fue detenida por la marina israelí cuando se encontraba en aguas internacionales del Mediterráneo. De acuerdo con los organizadores, al menos 450 personas fueron arrestadas, entre ellas ciudadanos de América Latina, Europa y Australia.

Israel justificó la operación alegando que los barcos intentaban violar el bloqueo naval impuesto sobre Gaza desde 2007.

En países como España, Francia, Italia, Reino Unido, Brasil, Argentina, entre otros, se realizaron concentraciones frente a embajadas israelíes y consulados.  En Colombia el presidente Gustavo Petro condenó el hecho, anunció la expulsión del cuerpo diplomático israelí y la suspensión del Tratado de Libre Comercio entre ambos países. Incluso antes de que se desatará la ola de protestas.

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Desde diversos organismos internacionales se ha pedido una investigación independiente que determine si Israel incurrió en violaciones a las normas marítimas y humanitarias. Testimonios de los detenidos, divulgados por medios internacionales como The Guardian y Al Jazeera, denuncian tratos degradantes, confiscación de pertenencias y privación de alimentos y atención médica durante la retención.

Analistas internacionales destacan la magnitud de las reacciones ciudadanas y diplomáticas como un hecho sin precedentes en la historia reciente.

Aunque las comparaciones con la Segunda Guerra Mundial deben hacerse con cautela, varios observadores coinciden en que no se registraba desde entonces una diferencia tan abrumadora de poder entre una operación militar y una misión civil internacional de carácter humanitario.