Actualidad
Falleció Álvaro Villalba, maestro de la música andina colombiana
A las 11:25 de la mañana de este jueves 17 de junio falleció a sus 89 años de edad el maestro Álvaro Villalba, recordado por hacer parte del legendario y famoso dueto Silva y Villalba.
Así lo confirmó a El Cronista.co su esposa María Cecilia Arciniegas, quien lo acompañó hasta el último momento de su vida, en el barrio Jardines de Navarra de Ibagué.
De acuerdo con ella, el maestro Villalba falleció por los achaques naturales de la vejez.
"Me deja un gran vacío en el corazón, pero ya se fue a descansar. Él había sido operado de la próstata, sufrió una isquemia cerebral transitoria, pero no tenía ninguna enfermedad grave ni nada. Hasta lo habían vacunado de covid aquí en la casa", detalló la viuda.
En estos momentos el cuerpo de Álvaro Villalba permanece en su casa. Su esposa espera a que se adelante el levantamiento respectivo del cuerpo.
Según explicó ella, todavía es pronto para establecer el lugar donde se llevarán a cabo las exequias del maestro Villalba. Lo cierto es que correrán por cuenta de Acynpro.
El músico nacido en El Espinal en 1931 se hizo famoso a finales del siglo pasado, por el legendario dueto que conformó junto a Rodrigo Silva, fallecido en enero del 2018. Ahora descansan en la eternidad los músicos que marcaron una época de la música andina colombiana.
Álvaro Villalba y el perfil de Pijao Editores
“Músicos del Tolima Siglo XX” y “Protagonistas del Tolima”, publicado por Pijao Editores, elaboró el siguiente perfil del maestro Villabalba:
“Álvaro Villalba, por su parte, procede de un hogar campesino del Espinal y de niño se iba a Suárez, tierra de su madre, un municipio situado al otro lado del río Magdalena donde su abuela era dueña de amplios territorios. El notable intérprete nació el 21 de octubre de 1931 en el Espinal y desde niño aprendió a montar a caballo, cuidar el ganado y realizar labores del campo. Hace sus primeros años de estudio en el colegio San Isidoro de los hermanos cristianos y luego, en Ibagué, ingresa al colegio San Simón donde termina su bachillerato en 1955, ejerciendo como soldado- bachiller durante un año para instalarse en Bogotá. Matriculado en la Universidad Nacional, cursó tres semestres de medicina veterinaria pero no pudo continuar por la muerte de su padre y otros problemas familiares que le obligaron a responsabilizarse de su casa y atender a su tía Anita, quien lo había protegido desde niño, acompañándola a su última morada poco tiempo después. Deshecho el patrimonio por las vueltas de la sucesión, comenzó a examinar su futuro hasta que conoció a quien sería su compañero de fórmula en el trabajo permanente de difundir la música folclórica. Corría 1967 cuando en una reunión de su familia, para unas fiestas de San Pedro, se dio el encuentro feliz de Silva y Villalba, el primero entusiasmado con la interpretación de música ranchera y el segundo amante del joropo y las tonadas del llano. Un amigo común les dijo, de manera oportuna al escucharlos por separado, que así lo hacían bien pero que juntos el asunto sería mejor.
No era nuevo para ninguno participar en duetos porque Rodrigo Silva había tenido uno en Neiva y Villalba otro en Ibagué, lo que vino a facilitarles cuadrar las voces y, ya unidos, presentarse en 1968 en La Voz del Centro, del Espinal, impulsados por su director, don Luis H. Rivas, quien también los postuló para el concurso Orquídea de plata Phillips, en noviembre de ese mismo año. La calidad de sus voces y compases, así como la selección de las canciones, pronto los llevaría a ir eliminando competidores, pero en forma desafortunada, debido a las roscas, perdieron el concurso. Sin embargo, al ver que los ganadores no vendían ni un disco, los llamaron para el primer contrato que ellos, renuentes, no aceptaron, argumentando que la WK de Miami, donde Villalba tenía un buen amigo, los iba a contratar. Jorge Villamil fue el abogado y al localizarlos en Florida, donde en efecto estaban, arreglaron en 1970 la salida del larga duración inicial.
A Villalba la música le vino bien temprano, al escuchar de niño a su padre tocar guitarra una vez terminaban las labores del campo. Aquellas veladas, antes del furor del transistor, fueron dejándole el grato sabor de ese camino, hasta cuando el mismo Jorge Villamil después de la grabación con la Phillips, les dijo que estaban hechos para eso y no fueran a cometer la torpeza de dedicarse a otras cosas. Entregándoles un catálogo de música con variadas obras, fueron realizando los arreglos hasta llegar hoy a los 21 volúmenes, mientras la gente sigue pidiéndoles nuevas apariciones por lo que están dispuestos a hacerlo por su cuenta.
Álvaro Villalba ha sido autodidacta y tras escuchar con mucha atención a su padre, tuvo el premio, a los doce años, de un tiple chiquinquireño que comenzó a rasgar emocionado. Luego tomó un método de guitarra incompleto y se dio a la tarea de sacar introducciones en un instrumento que compró con ahorros, entrenando hasta sacarse sangre de los dedos. Las primeras melodías fueron aquellos boleros de Los Panchos que de vez en cuando entona mientras siente la satisfacción de ver realizados a sus hijos de sus dos matrimonios, el primero en 1958 del cual tiene una joven comunicadora social que vive en Nueva York desde hace unos años, un arquitecto, Luis Fernando, y Cristina, siendo la mayor la única inclinada…”.
(CO) 313 381 6244
(CO) 311 228 8185
(CO) 313 829 8771