Colombia es el segundo país más caro en América Latina y Central en materia laboral, de acuerdo al estudio del Banco Interamericano de Desarrollo BID, dificultades que se convierten en bastiones a la hora de competir en el mercado global donde las políticas laborales son de doble vía, protegiendo al empresariado, pero favoreciendo al empleado.

El informe del BID que fue socializado por el Centro de Pensamiento Económico de Fedesarrollo nos deja mal parados. La media en los 20 países estudiados llega al 80% del ingreso del empleado en la informalidad. En Colombia este indicador es del 116,7%, es decir casi 30% más que en los demás países, lo que hace inviable el emprendimiento, competitividad y fortalecimiento del sector empresarial, de acuerdo a Fedesarrollo.

El ejemplo es sencillo. Carlos va a realizar una poda de árboles en la empresa Naranjitos. Si lo hace de manera formal le pagarían 100 pesos que es lo que cobra, pero Naranjitos al hacer esto puede asumir muchos riesgos que repercutirían en un corto plazo, por ejemplo si se accidenta. Para formalizar este empleado al empresario le tocaría sacar del bolsillo 116 pesos.

En la mayoría de países cercanos al nuestro ese trabajo costaría 80 pesos estando Carlos formalizado.  Ya en Trinidad y Tobago es a otro precio, donde el incremento es de 20 pesos no más.

Así las cosas, el nuevo Congreso tiene que legislar en materia laboral y tributaria, especialmente, sustentando la propuesta en este estudio y otros similares donde variables como el pago de contribuciones obligatorias permitan bajar este costo que llega en algunos casos a hechos como el cierre de las empresas y por ende mayor desempleo.

Dentro de estas obligaciones laborales están el pago de salud, pensión, ARL, Sena, ICBF, vacaciones remuneradas, e indemnizaciones en caso de ser despedido el empleado con justa causa.

Cabe destacar que en el año 2012, la reforma tributaria contribuyó a la formalización del empleo en Colombia y permitió que muchos colombianos pudieran encontrar empleo de manera legal, como lo demuestran las estadísticas de empleo en las 13 ciudades más importantes donde ya el empleo formal supera la informalidad.