Por: Humberto Leyton 

Paradójica y contradictoria la circunstancia de la muerte del brigadier general Luis Alberto Gómez Heredia, en momento que sus familiares, amigos y allegados se preparan a recibir la Navidad y el Año Nuevo, y la noticia cae como una marca de tristeza en esta celebración.

Infortunadamente el general Gómez Heredia no pudo superar una operación que se le realizó en el hospital de la Policía Nacional, en la tarde de este jueves 22 de diciembre. 

Conocimos al general Gómez Heredia, cuando se desempeñaba como Comandante de la Policía del Tolima en su grado de coronel, y por su don de gentes, amable y cordial, construimos una respetuosa amistad, él con su grado y responsabilidad militar y de seguridad del departamento, y yo como periodista no ajeno a los hechos de orden público y de la crónica roja en mi campo profesional. Sin embargo, fueron más profundos los elementos que me llevaron a interesarme más en la figura del uniformado que las simples relaciones de fuente-periodista.

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Muy pronto descubrí que el general Gómez Heredia, era algo más que un policía condenado a obedecer órdenes de sus superiores y a cumplirlas a raja tabla. Era un hombre que pensaba, actuaba, proponía y trataba de resolver los conflictos, especialmente los de orden público, con el diálogo, los acuerdos y los consensos antes que emplear la fuerza policial para disolverlos.

Fui testigo  de sus actuaciones en varias oportunidades, una de ellas en un paro nacional con bloqueo de vías troncales del Tolima, donde el general Gómez Heredia a través del diálogo y la creación de comités de mando unificado con la participación de huelguistas, representantes del gobierno y de la policía, propiciaba acuerdos para permitir el tránsito de vehículos como ambulancias, transportadores de alimentos o que se consideraran prioritarios en cualquier actividad donde se comprometiera la vida humana.

Igual cosa sucedía en las manifestaciones callejeras en las que previamente existían acuerdos entre los dirigentes de estos movimientos y la fuerza pública para desarrollar sus manifestaciones y concentraciones. Sobra decir, que se recuerde, nunca en el mando de la policía del Tolima a cargo del entonces coronel Gómez Heredia, hubo represión, detenidos, pedreas o destrucción de bienes privados o públicos.

Los dirigentes sindicales de aquella época como Héctor González y Miguel Gordillo, recuerdan al general Gómez Heredia, como un policía honesto, respetuoso, sin asomos de atrabiliario, que prefería la concertación a los enfrentamientos callejeros entre policías y manifestantes. Además, de ser un garante de la vida de los dirigentes sindicales, estudiantiles y alternativos de aquella época.

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Camilo González, secretario de Gobierno en la alcaldía de Carmen Inés Cruz, lo considera, un civilista a carta cabal, “desde que llegó a ejercer su cargo al Tolima, se puso a disposición de las autoridades civiles y con él creamos como más de 90 comités de seguridad en los barrios afectados por la delincuencia, donde la comunidad era eje principal de estos organismos, y se logró crear un clima de seguridad en la ciudad, sin atropellas a los derechos humanos de ninguna persona. Hemos perdido a un verdadero demócrata”, precisó González.

Por la misma línea se expresó el exgobernador Carlos Alberto Estefan Upegui, quien lo tuvo comandante de la policía durante todo su periodo.

Gómez Heredia, duró por más de tres años como comandante de la Policía del Tolima (1997-2000), y logró crear un afecto entre civiles y policías, que aún hoy lo recuerdan en diversos sectores. Otra anécdota entrañable por su paso por el Tolima tiene que ver con el día de su despedida de Comandante en el departamento. En la  rueda de prensa  que convocó no pudo ocultar las lágrimas ante la tristeza que significaba dejar un territorio en el que sembró paz y reconciliación.

Por su labor y el respeto que ganó en la capital del Tolima, luego de haber dejado el uniforme, varios sectores, entre ellos los alternativos, le pidieron que fuera candidato a la Alcaldía de Ibagué, ofrecimiento que no aceptó, porque su alma siempre fue de policía no de político.

Muchos dicen que su retiro de la Policía se debió a unas declaraciones que hizo cuando se desempeñaba como comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, en el gobierno de Álvaro Uribe, en el sentido que algunos militares estaban comprometidos en unos atentados con bombas que se hicieron en esa época en la capital del país.

Dentro de los puestos de dirección que ocupó en la institución policial, está la Dirección Administrativa de esa institución, y la dirección del Gaula-Policía a nivel nacional.

Al morir, a los 71 años, el general Gómez Heredia, deja tres hijos: Nicolás (comerciante), Rafael (oficial de la Fuerza Aérea)  y Juan Pablo. Era oriundo de Guateque (Boyacá), y dejó profundas raíces en el Tolima, especialmente en Ibagué.