Ni los médicos se escapan al mal servicio que ofrecen los hospitales y clínicas de la ciudad, todo por culpa de las Eps que no han querido pagar las obligaciones que tienen con los centros asistenciales del país.

Es el caso del hijo de un galeno, cuya identidad mantendremos en reserva a solicitud de los afectados, cuando este martes anterior el joven ingresó a la Clínica Calambeo con alto grado de deshidratación y fue sometido a estar en una silla de ruedas durante cinco horas, poniendo en riesgo su salud, debido a que como lo explicaba el padre, su hijo corría el riesgo de que los líquidos se esparcieran por todo el cuerpo.

Relató de manera dramática que mientras su hijo vomitaba y padecía de diarrea, una pareja de adultos de la tercera edad, también demoraron en ser ubicados en camillas, en urgencias de la clínica Calambeo.

El médico expresó a El Cronista.co que tuvo que ingresar a un sitio para exigirles a las enfermeras que atendieran pronto a su hijo, pero que lo mas doloroso fue cuando tuvo que decirle a su hijo adolescente que se quedara sentado, ya que no podía ponerse de pie, además con la por la postura del suero se hacía un poco difícil que el muchacho sintiera comodidad.

Agregó que en Ibagué se carece de camillas a ello se le suma el cierre de tres centros asistenciales, por lo que hay un déficit de las mismas.

Dijo que, “en medio de esa tragedia, se pudo dar cuenta como los colombianos y los ibaguereños sufren para ser bien atendidos, pues esto parece una atención de caridad”.

“No entiendo cómo es que en Ibagué la ciudadanía reclamaba meses anteriores por el cierre de un reconocido supermercado y por qué no pelearon por el cierre de clínicas como Esimed , la Clínica Minerva y la clínica del Limonar, que se encuentran abandonadas", dijo el médico.

“Me da mucha tristeza ver la situación de la salud en Colombia, tanto así que cuando yo le reclamaba al personal médico de la Clínica Calambeo y gritaba exigiendo una buena atención de mi hijo, los Policías que se encontraban allí me decían que esa situación se vive a diario convirtiéndose en el pan de cada día”.

Después de cinco horas de luchas, de peleas y gritos por fin el jovencito fue atendido y llevado a una camilla, sin embargo el galeno llegó a temer por la vida de su hijo, allí fue cuando comprendió a “que estamos sometidos todos los colombianos que debemos pagar por acceder a una salud digna, pero que a la vez sentimos temor al enfermarnos, porque cuando ingresamos a una sección de urgencias, el trato no es el mejor, dijo el médico ibaguereño.