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De la euforia a la tristeza
Bastaron 5 minutos para que la alegría de los colombianos acabara con desesperanza. El Metropolitano, así como el país quedó en silencio con el primer gol de Paraguay en Barranquilla. Ya con el segundo tanto la desolación fue total. Colombia no supo manejar el resultado. El último cambio no le hizo bien al conjunto que dirige Néstor Pekerman a quien se le viene el mundo encima, porque todo colombiano tiene un técnico en su corazón.
Colombia depende de sí mismo y su juego ante un rival directo como Perú que cuenta con un punto menos será a muerte en el estadio de Lima la próxima semana. Perú que viene de menos a más tiene la ventaja de jugar en casa. Cabe recordar los últimos resultados de la blanquiroja donde ha repuntado, a tal punto que dejó a Argentina ahora por fuera de los cinco.
La actuación del arquero paraguayo David Silva fue sobresaliente. Permitió entre atajada y atajada ahogar el grito de gol en tres ocasiones en el segundo tiempo. Colombia no supo manejar la ansiedad y se desordenó en todas las líneas, pero en especial en la de contención donde con la salida de Abel Aguilar no logró el equilibrio esperado, porque el jugador no tuvo disciplina.
Ya muchos de los restaurantes y bares empiezan a quedar vacíos. Nuevamente se quedaron como en el parrido contra Brasil con parte del inventario de las posibles ventas que deja el consumo de los ibaguereños cuando nuestra selección gana.
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