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Cruz Verde y su servicio a domicilio
Que maravilla de servicio, me dije para mis adentros. Imagínese que no está el medicamento esencial recetado por el médico internista para “disminuir la cantidad de colesterol y otras sustancias dañinas, como los triglicéridos, en la sangre. Asimismo, está en estudio para la prevención y el tratamiento de algunos tipos de cáncer y otras afecciones”, dice Google sobre la rosuvastatina.
Valió la pena la espera, valió la pena ser cliente Premium de Sanitas. Un servicio así quien no lo desea. Hasta los europeros estarían envidiándonos al obervar que medicamento escencial que no esté dentro de la farmacia, se lo llevan hasta su hogar en una bolsa ecológica, como está contemplado en la Ley, no vayan a creer que es por ser usted un paciente ejemplar, de esos que ponen en los retratos mes a mes como los más bendecidos por la EPS.
Pasó un día, dos, tres, cuatro. Ya se acabó el embelesamiento. Volvía a mi realidad y es que se quedaron con la platica del Copago pero la rosuvastatina no llegaba, y los trigliceridos, ahí sostenidos a punta de agua de pepa de aguacate que es lo que recentan las abuelas. Un medicamento natural que no cuesta mucho cuando esta el aguacate en cosecha, porque de resto, toca hervir hasta por una semana la misma pepa, sacarle hasta la última gota de medicamento natural.
Me fui envalentonado para la droguería Cruz Verde, la que una semana antes me había dicho que me quedara sentadito en mi casa esperando el medicamento. Ahora requiero tomar otras pastas, esta vez para el espasmo, de tanto estar sentado esperando tanta belleza. Al hacer el reclamo la funcionaria que atiende al lado del computador solo dijo, “ese medicamento no lo tenemos, está escaso. Además como le dijeron que se lo entregaban en su casa, tiene que esperar sentadito en su casa a que se lo lleven”.
Ya con tono de angustia le dije, me va tocar colocar una queja o PQR. Ella gentilmente me indicó el paso a paso para que fuera efectivo, y al final enfatizó, recuerde colocar el número de remisión que está en la formula. Gracias a Dios diclofenaco para el espamo si había y lo compré en efectivo, que eficiencia.
Ya con la pomadita de la buena suerte, el diclofenaco, puedo esperar hasta un mes sentadito en la sala de mi casa, como me dijo la funcionaria de Cruz Verde Ibagué que hasta me pelo el diente para así burlarse de mi ingenuidad en un medicamento que curiosamente si se pide para comprar en efectivo en otras farmacias de la capital musical, lo entregan en menos de 20 minutos.
Este viernes se cumplen 15 días de haber recibido mi platica del Copago. Sigo sentadito con el diclofenado que estáa adportas de acabarse y de la Rosuvastatina nada. Ya mañana compro otro aguacate, me lo como en la ensalada y la pepa, a la olla.
Por Oscar Viña Pardo
Comunicador Social - Periodista
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