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Cortolima, un permiso peligroso para residentes de ‘Alminar Samoa’
Alminar Samoa, un complejo urbanístico donde los residentes viven el drama de no contar con agua potable.
Sendas resoluciones otorgadas por Cortolima desde el 2018 a la firma Construcciones JF Fajardo SAS en las que se le da permiso de exploración de un pozo profundo para beneficio del proyecto de vivienda ‘Alminar Samoa’, pone en evidencia el cúmulo de irregularidades presentadas alrededor de este complejo habitacional que tiene en ascuas a por lo menos 1.000 familias que no cuentan con servicio de agua apta para el consumo humano.
Dicen los residentes de este conjunto residencial que el engaño al que han sido sometidos es permanente. “Ese engaño empezó con el constructor y ha contado con el beneplácito de todas las entidades encargadas de dar los vistos buenos para las respectivas licencias de construcción, la curaduría, el Ibal, Planeación, Cortolima y hasta el mismo Alcalde que prometió el pasado mes de mayo solución y hasta la fecha no ha cumplido”, le contó un propietario a El Cronista.co.
¿Tráfico de influencias?
“Este es el mejor ejemplo de tráfico de influencias, de un constructor poderoso que hace lo que quiere con la complacencia de las autoridades. Tienen que entender que quienes compramos aquí un apartamento lo hicimos con mucho sacrificio, ilusionados de que por fin tendríamos una vivienda propia y digna, y lo que afrontamos es una frustración”, agregó.
Para algunos resulta inconcebible que Cortolima durante todo este tiempo haya sido tan permisiva con el constructor de Alminar Samoa. De acuerdo con los voceros de este conjunto de propiedad horizontal, inicialmente Cortolima concede permiso para un pozo profundo cuya finalidad es surtir agua para uso doméstico, pero en el 2021 el constructor a través de la Sociedad Sepudo SAS solicita a Cortolima el cambio de uso de concesión de aguas subterráneas para consumo humano del agua extraída del pozo profundo.
Señalan los residentes que el constructor nunca socializó esta situación, tal vez porque no tenía cómo demostrar que el agua extraída de ese pozo iba a ser agua potable, pero Cortolima de manera extraña autorizó ese cambio de uso.
Cortolima ante una prueba de fuego
El 4 de febrero de 2022 se dio inicio el trámite de ampliación de uso de la concesión de aguas subterráneas para consumo humano del agua extraída del pozo profundo, y en concepto técnico del 4 de abril de 2022, después de visita de seguimiento ambiental realizada el día 14 de marzo 2022, Cortolima mediante auto 8693 de del 1 de noviembre firmado por el subdirector jurídico Juan Carlos Guzmán requiere a la Sociedad SEPUDO SAS, representada por el constructor Tarsicio Fajardo Arbeláez para que en el término de 30 a partir del recibo de la notificación realice una serie de tareas, con respecto al pozo profundo, convertido en surtidor de agua para consumo humano, según autorización de Cortolima.
Entre las exigencia debe realizar el control de las características físicas, químicas y microbiológicas del agua para consumo humano, como también de las características exigidas por la autoridad sanitaria para garantizar la calidad del agua en cualquiera de los puntos que conforman el sistema de suministro y en toda época del año.
Lavar y desinfectar antes de la puesta en funcionamiento y como mínimo dos veces al año, los tanques de almacenamiento de aguas tratadas.
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Lavar y desinfectar, antes de ponerlos en operación y cada vez que se efectúen reparaciones en ellos, los pozos profundos y excavados a manos para captación de agua subterránea y las tuberías de distribución de agua para consumo humano.
Se le pide también al constructor un análisis e interpretación de la zona donde está ubicado el pozo, esto para determinar que no hay riesgo de un posible colapso o hundimiento en el sector. Advierte el Subdirector jurídico de Cortolima que si la Sociedad SEPUDO no cumple con estos requerimientos se le iniciará un proceso sancionatorio ambiental.
Frente a esta situación, se da por descontado que esta será una prueba de fuego para Cortolima, pues de acuerdo con los residentes de Alminar Samoa, el constructor no tiene cómo demostrar que ese pozo está cumpliendo con los requisitos de suministrar agua potable.
Por el momento los residentes se niegan a recibir agua de ese pozo, pues no tiene el tratamiento para consumo humano. “No queremos esa agua, no la vamos a tomar”, es la consigna de las familias que viven en 768 apartamentos en cuatro torres, en la actualidad se está terminando la 5ª torre, de esa manera se llega a 1.000 familias que hoy o mejor, desde que compraron su apartamento, empezaron a vivir uno de los peores dramas: no contar con agua potable.
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