Después del desastre que ha padecido el Líbano con los últimos alcaldes, asoma una ilusión, se llama Beatriz Valencia. Seguramente la nueva alcaldesa es consciente de la expectativa que despierta en un municipio que necesita volver a recuperar el liderazgo que en el pasado reciente alcanzó en el ámbito regional y nacional.

Corrupción, politiquería, ineficiencia administrativa y clientelismo, son horrores con los que esos pésimos alcaldes gobernaron el Líbano durante los últimos periodos. Así frenaron el progreso, a la vez que destruyeron sus fortalezas más preciadas que, en el caso de este municipio, están representadas en su invaluable patrimonio cultural.

La formidable y privilegiada historia que atesora el Líbano, ha conducido a que se hable de la ‘identidad libanense’, como un hecho de especial trascendencia, fruto de una herencia ancestral poderosa en el campo intelectual y que ha dado origen a una multiplicidad de hechos que han puesto al Líbano en la cúspide de la notoriedad y el reconocimiento.

A propósito, y como una forma propicia de ilustrar ese portento histórico que recoge el Líbano, oportuno citar un hecho reciente que a todas luces refleja porqué este municipio es un caso especial.

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Hace apenas unas semanas, el periódico El País América publicó una entrevista que le hizo a la representante a la Cámara por el Tolima, Martha Alfonso, a raíz de su meritoria  labor que cumplió como coordinadora ponente de la reforma de la salud. En uno de los apartes de la entrevista, aparecen citados Guillermo Alfonso Jaramillo en calidad de Ministro de Salud y el otro Carlos Gustavo Palacino, cerebro del desfalco y uno de los hechos de corrupción más grandes cometidos contra la salud, nos referimos a la EPS Saludcoop.

Lo llamativo es que en la entrevista los tres protagonistas son oriundos del Líbano: Martha Alfonso, Guillermo A. Jaramillo y Carlos Palacino, valga decir que aquí el señor Palacino es el personaje negativo, sin embargo, también hay que reconocerlo, se trata de uno de los colombianos que más sabe de cooperativismo en el país.

Lo anterior era sólo un paréntesis y de paso exponerle a la señora alcaldesa electa Beatriz Valencia, que la identidad libanense se traspapeló y es necesario recuperarla. Usted puede empezar esa reconstrucción, es determinante para el futuro del Líbano hacerlo. Esta tierra históricamente de hombres y mujeres rebeldes, de escritores y artistas en todos los campos, científicos, intelectuales de todas las procedencias, de grandes deportistas, necesita abrir la puerta de la esperanza.

Por qué no pensar que el Líbano debe y puede volver a recuperar el liderazgo de centro estudiantil y cultural de primer orden en el departamento. Las instituciones educativas que dieron lustre en el pasado siguen ahí, los docentes están ahí prestos a ser convocados.

Hay varios temas para abordar que requieren de mayor espacio para ventilarlos, por ejemplo, qué va a pasar con el cruce de la vía hacia Manizales por el centro del Líbano. Ese horror hay que corregirlo.

Asumir de una vez por todas, el mejoramiento de las vías terciarias, es una tarea inaplazable. En este puntual tema, la Asociación de Juntas de Acción Comunal está que se trabaja para poner en práctica la visión del presidente Petro.  

Un ordenamiento y preservación del territorio con un PBOT ajustado a lo que requiere el Líbano, como bien ha venido insistiendo la lideresa y artesana, Paula Andrea Arias. Hay que parar la destrucción arquitectónica del Líbano. Ejemplo, el exabrupto que con la anuencia de la Alcaldía se cometió con la casona donde funcionó por muchos años el directorio del partido Liberal.  Un PBOT que privilegie la vida por encima de la minería que pone en riesgo el agua.

Si la nueva alcaldesa Beatriz Valencia ejerce un mandato con una gobernanza plena, habrá una segunda oportunidad sobre el Líbano.

Henry Rengifo Hernández