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33,6 billones para castigar un beso entre hombres gay

33,6 billones para castigar un beso entre hombres gay

Por: Luis Orlando Ávila.

De los 259 billones de pesos de presupuesto en 2019, 33,6 (el 13%) se irán para,  entre otras, castigar (comparendar, se repiten entre ellos, ellas y elles) a cuanto hombre le dé por besarse con otro públicamente, cual se besasen los hombres con las mujeres o viceversa al decir de la ex reina, o cual los creyentes cristianos ante los pies de sus iconos de yeso, o cual los humanos con sus mascotas o cual el proclive paramilitar vallenato Silvestre Dangond con el miembro aun infante de su niño interprete en pleno escenario de las mariposas amarillas, poética inspiración de su bajeza humana, o acaso con su cual otro proclive de mariposas amarillas, poncho Zuleta.

Al fin para eso tienen a su García Márquez, votan al Centro Democrático, adulan al cual innombrable expresidente antioqueño, para que se les bese o se besen, mientras pululan las mariposas amarillas, mientras discurre la sangre a borbotones en los Montes de María, en el Sinú, en el nudo de Paramillo, en el Catatumbo, en el Magdalena Medio, en el Ariari, en Planadas, en el Atrato – Cacarica,  en el Perijá o en la Sierra Nevada, por ejemplo.

El cepo, el lapo, la hoguera, la desaparición, la decapitación, el falso positivo, la apostasía, el pique, el desmembramiento, el descuartizamiento solo serán algunas de las iniciativas neuropsiquicas del realismo mágico de las manzanas podridas policiales o militares, para enseñarle al hombre a ser hombre, como lo dizque enseñaron sus padres fundadores, al reciente decir del ascendiente presidente paisa, dizque  tolimense.

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Tolimense por desgracia.  Para desgracia.  En nuestra inveterada desgracia de prohombres.

Nada importa la recurrente sociedad del anillo, ni siquiera la del mismo hermano abusador de jóvenes policías, del hoy representante congresista dizque tolimense hoy vertido en acusador fakenews contra una real justicia incluyente, que pudiera incluir a su mismísimo hermano abusador, ante la corporativa persecución del tribunal judicial mediático de la Cariñosa, el Olfato.com, de la W o de la FM, de la Caracol o de la RCN: la misma chanda en diferente perro.

La estrategia al final, será la misma a la del oscuro don San Agustín en la Santa Inquisición: la instrumentalización del débil de moda, para los sacros fines del deber ser ante el Estado Secular, el de ellos, los instrumentalizadores.

¡Pero un momento!

Silencio ante un impúber llanto ahogado, solo por un momento silencio entre tanta mariposa amarilla y tanto hueso vendido a Houston, Texas, desde donde igual salieron los bullosos trenes bananeros de 1928.

¿Acaso se alcanza a oír algún gemido lastimero no agustiniano, no policivo, no vallenato?

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En las planicies de la Guajira, la ensordecedora ráfaga, amaina el llanto, acalla el nido.

Samuel David. Solo Samuel David.  El nene.

Tras cuatro horas, todos salen después del desangre infante, cual la ráfaga llegó, tan rápida como el comparendo que llegase a Bogotá por aquel beso criminal gay.

33,6 billones y no les alcanzó para quitarle el niño, al nenito de la Paz, a la guerra agustiniana, a la guerra propalada por ejemplo del hermano gay del vergonzante representante tolimense, o de la insuflada guerra de uno que otro policial prostituto.  Por ejemplo.

Pero si los 33,6 billones alcanzaron y alcanzaran para aniquilar al beso gay, o alcanzaran para uno que otro camarada policial marica que vive del Estado, del mismo Estado que inane dejó con sus policiales asesinar al nene, que acaso pudiera ser gay cuando grande, o acaso pudiera ser policial o acaso de nuevo guerrillero para volver a entregar sus armas y creer en la palabra de un Estado conformado de representantes tolimenses con hermanos gay y de policiales que persiguen a los gay, incluido al del mismísimo hermano del tolimense representante agustiniano.

Los 33,6 billones de pesos, en Paz.

En la Paz que nos la arrebata, por ejemplo, el representante tolimense vergonzante de su propio  hermano gay o los policiales que no resisten un beso entre hombres.

De acá en adelante como en la Inquisición, los policiales y militares manzanas podridas y los representantes tolimenses vergonzantes con hermanos gay, harán uso de la apostasía, de la herejía, del improperio de moda hoy en la Fiscalía del cianuro y del “Jijiji Marica eso es una coima” o de la del “le pego en la cara Marica”.

La de Los violadores de niños, como bandera, leitmotiv y diario de batalla, para aquel(lla) que besándose con su amado(a), le dé por increpar al policial o al militar que nada hace mientras acribillan al nene, Samuel David, junto a sus padres reincorporados en la Guajira colombiana, solo a unos cuantos pasos de sus amos del Comando Sur de los USA, que violaron niñas en Tolemaida o las, los o les puedan violar en alguna de las siete bases militares gringas que nos impusieron como nos impusieron a San Agustín, quien aprobó la Inquisición para los desafectos al Estado en el que él creía fervorosamente antes de ser pecador y santo.

Y luego Santo y pecador.  Como es nuestra costumbre nacional.  

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