Dentro de la apetecida gastronomía que tiene el Tolima, se destacan sus almojábanas, un manjar exquisito con alta demanda porque aquí, en esta región, se preparan las mejores. Para la muestra un botón, el corregimiento de Castilla en Coyaima, punto de obligada visita para degustar esta delicia.

En Ibagué ni se diga, están las almojábanas de El Penal, las más tradicionales de Ibagué, pero almojábanas de muy buena calidad hay a lo largo y ancho de la ciudad, como las “Almojábanas y Pan de Queso El Paisa”, que causan furor en el centro de la ciudad.

En medio de las decenas de edificios que se erigen en el centro de la ciudad, existe un lugar donde confluyen comensales provenientes de diferentes barrios, quienes invierten el tiempo que sea necesario para llegar hasta La Pola, sobre la calle octava con carrera tercera, y degustar también las que, para muchos consideran, están entre “las mejores almojábanas de Ibagué”.

A pocos metros del lugar, se percibe un primer toque de queso fresco que se entremezcla con la suavidad del maíz, creando una fragancia casi palpable que pareciera, por sí sola, tener una textura esponjosa. Doradas y perfectamente horneadas, las almojábanas sobresalen apetitosas a la vista detrás del cristal.  

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Entre el mostrador, las mesas y la cocina, de un lado a otro se desplaza Rubén Darío Valencia, más conocido como ‘El Paisa’, que, haciendo gala de su sobrenombre, se dirige a las personas con un marcado acento caldense arraigado de su natal Aguadas. El Paisa es un hombre excesivamente cordial, respetuoso, pero sobre todo es un ejemplo de tesón, de no dejarse amilanar de los infortunios.

Cuenta El Paisa que la motivación por mantener un buen producto surge cuando escucha los elogios que le hacen a sus almojábanas. “La gente come el producto y dice: no, pero qué cosa tan deliciosa, son las mejores de Ibagué. Entonces para mí es algo que me llena el alma”.

Las palabras de El Paisa no provienen únicamente de él, en realidad son la réplica de los constantes comentarios que recibe de sus clientes, quienes coinciden con que no solo él y su negocio, sino también sus almojábanas “están bendecidas”.

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Aprendió a hacer almojábanas en Bogotá y trajo su receta hasta Ibagué. Recuerda los primeros días cuando empezó el negocio, aunque como trabajador en un local que no era suyo, hace 12 años, se dio cuenta que sus almojábanas iban a pegar. “El negocio de las almojábanas fue un éxito. Había que vender 40 mil pesos el primer día y vendimos 55 mil. Luego la meta fue 60 mil y nos pasamos. Al tercer día la pusimos en 80 mil y dijimos que ahí parábamos, pero ese día vendimos 100 mil”. Lo cierto es que dos semanas después del inicio de la venta de almojábanas, El Paisa estaba vendiendo, más de 300 mil pesos durante el día, el éxito estaba en la calidad del producto y su receta, lo que hacía presagiar que no había pierde. Y no hubo pierde, permitiéndole meses después montar su propio local.

Hoy, El Paisa cuenta con unas de las almojábanas más apetecidas de la ciudad, lo que conllevó a que abriera otros dos puntos, uno en la calle 16 entre carreras 3ª y 4ª, administrado por la familia de su actual esposa, y otro en la carrera 1ª con calle 13 al frente de la Clínica Tolima, administrado por un hermano suyo.

“Para mí es muy gratificante lo que me ha dado Dios y lo que he logrado en la vida. Cuando llegué a Ibagué tuvieron que hacer una colecta para comprarme un poco de materia prima, hoy tengo muchas cajas de mantequilla, harina y demás. Solo espero poder seguir viendo crecer a mis hijos, y sosteniendo este producto con la calidad de siempre”, dice El Paisa venido de Aguadas que deleita a los ibaguereños con una exquisita almojábana acompañada de un buen kumis casero, que es otra historia para más adelante.