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¿Yully Porras, una candidata para ir hasta el final, o para negociar?

¿Yully Porras, una candidata para ir hasta el final, o para negociar?

Los adjetivos rimbombantes como “bombazo político”, para titular la postulación de la exsecretaria de la Alcaldía de Ibagué, Yully Porras, esposa del excongresista Jaime Yepes, no encajan en la realidad política del Tolima.

Si bien es cierto, en los últimos años, ha sido el consorte político de Yepes, tampoco podemos exagerar en considerarla como una varonesa política o una mujer que perfore los cimientos políticos de este departamento; más bien se trata del acomodamiento de la familia Yepes-Porras, dentro del partido de la U, que trae consecuencias colaterales en el mapa político de la región.

Si se quiere contar en votos, la muestra para hacer el análisis electoral de Yully Porras, serían los cerca de 28 mil votos que sacó su esposo en las pasadas elecciones del 2022, donde su lista, obtuvo 43 mil votos en total, que no le alcanzaron para pasar el umbral. Partiendo de esta realidad, no podríamos manifestar que la nueva candidata a la gobernación del Tolima cuente con un caudal electoral que le permita, por si sola, fijar reglar de juego en posibles alianzas que se puedan construir. No tiene la musculatura electoral para hacerlo, si la comparamos con votaciones como la del senador Óscar Barreto con 138.500 votos a la Cámara o la del Pacto Histórico con 74. 537 sufragios, el Centro Democrático 56.057, o la del partido Liberal con 50.077 votos.

Ahora hay que añadirle al anterior párrafo, que Yepes, en la actualidad, no cuenta con el poder ni los cargos ni los contratos que tenía cuando era Representante. Su caudal electoral que se sostenía sobre estos parámetros se ha reducido notoriamente. Adicional a lo anterior, cada elección tiene un comportamiento electoral distinto.

Desconocemos los mecanismos y los insumos utilizados por el partido de la U, con los cuales se realizó la encuesta, donde sale ganadora Yuli Porras, pero al decir de personas conocedoras en la materia, de este evento no se tuvo conocimiento y se podría señalar que se trató de una decisión unilateral, o al menos cerrado para el grupo de la familia Yepes-Porras.

A esta situación se agregan otros ingredientes. La candidatura de Yully Porras, está cimentada sobre el desprestigio del alcalde de Ibagué Andrés Hurtado, una persona que no le puede aportar mucho electoralmente, pero si tiene que cargar con el inri del desvalorizado personaje.

Salvo de restarle un aliado a la candidatura de Mauricio Jaramillo (la del partido de la U), que la deja sin otro más, ya se había retirado Cambio Radical, consideramos que la candidatura de Yully Porras, no representa ningún peligro para Adriana Magali Matiz, que a nueve meses de la elección (29 de octubre), cada día se muestra más sólida y sin un contendor a la vista que le haga mella.   

Lo cierto es que el tiempo se agota y por lo tanto se hace lejano que alcance a cuajar una candidatura, para el caso de la Gobernación, que ponga en riesgo al barretismo. Lo que se muestra con el surgimiento de aspirantes débiles, es una crisis que juega a favor del jefe conservador, donde sus adversarios se desmoronan con el transcurrir del tiempo, y la llamada unidad o las alianzas fuertes se desvanecen tan rápido como surgen. 

En estas condiciones, y consultando el misterio de los arcanos políticos, tenemos que los indescifrables símbolos de las cartas, nos ponen en interrogantes: ¿será que la candidatura de Yully Porras va hasta el final, o simplemente es una aspiración sacada del cubilete para negociar?

Esperemos a ver que nos dicen los arcanos.   

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