El gobierno colombiano hace ya unos meses elevó a consulta ante la Corte Interamericana de Derechos (Corte IDH) su opinión sobre las relecciones presidenciales indefinidas como las que se viven en Venezuela o Nicaragua, especialmente. 

Su pronunciamiento en momentos donde se firma una nuevo diálogo de esperanza en Venezuela espera sea la puerta a un nuevo escenario en el vecino país, aunque para muchos es un canto a la bandera. 

La respuesta de Corte IDH a Colombia dice en uno de sus apartes: "La reelección presidencial indefinida no constituye un derecho autónomo protegido por la Convención Americana sobre Derechos Humanos ni por el corpus iuris del derecho internacional de los derechos humanos”.

La ponencia contó con cinco jueces a favor y dos en contra, y en el mismo documento ratifica su postura que  "la habilitación de la reelección presidencial indefinida es contraria a los principios de una democracia representativa y, por ende, a las obligaciones establecidas en la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre".

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Agrega además que "el mayor peligro actual para las democracias de la región no es un rompimiento abrupto del orden constitucional, sino una erosión paulatina de las salvaguardas democráticas que pueden conducir a un régimen autoritario, incluso si este es electo mediante elecciones populares".

La CorteIDH finaliza su texto con esta afirmación "no es restringir la reelección presidencial en general, sino aclarar que la ausencia de limitación razonable a la reelección presidencial, o la implementación de mecanismos que materialmente permitan el irrespeto de las limitaciones formales existentes y la perpetuación directa o indirectamente de una misma persona en el ejercicio de la Presidencia, es contraria a las obligaciones establecidas en la Convención Americana".