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La cita que el suicidio borró

La cita que el suicidio borró

En un escrito que Alberto Santofimio Botero, envió al inicio de esta semana al escritor tolimense Carlos Orlando Pardo (padre), le adjunta una nota inédita que escribió sobre una cita frustrada con la poetisa María Mercedes Carranza. 

Como es de conocimiento de los tolimenses, especialmente de los círculos culturales e intelectuales, Santofimio sostenía una estrecha relación con el poeta Eduardo Carranza, quien a iniciativa del entonces jefe del partido Liberal, fue homenajeado en Ibagué en un emotivo acto que se realizó en el Teatro Tolima. 

Igualmente, el exdirigente político, sostenía excelentes relaciones con los hijos del destacado poeta colombiano, especialmente con María Mercedes Carranza, fundadora de la Casa de Poesía Silva y su hermano Ramiro, quien había sido secuestrado y asesinado por las Farc, pese a un rescate de 50 millones que se había pagado en 2003, por su liberación. Esta fue una historia macabra de las tantas de la violencia colombiana. 

Era sabido que la poetisa había entrado en un profundo estado de depresión a raíz del asesinato de su hermano de 58 años, tragedia que no pudo superar y que terminó con su suicidio en los cerros bogotanos el 11 de julio de 2003; es decir, hace 17 años. 

Los informes de prensa de la época señalaban que en el lecho de muerte de María Mercedes, había un poema de su padre que decía: “Todo cae, se esfuma, se despide, y yo mismo me estoy diciendo adiós”.

Estos a grandes rasgos, son los antecedentes para contextualizar el escenario de la carta inédita que le dirige Santofimio a Carlos Orlando Pardo, cuyo texto dice:

"Querido Carlos Orlando: Buceando en el mar revuelto de mi biblioteca rescate esta joya extraña que te envío para tu archivo.

Habíamos hablado la noche anterior largamente por teléfono. La sentí triste, desolada, confundida. El frustrado  rescate de Ramiro, secuestrado y luego asesinado por las Farc, la invadió de pesadumbre. Temí por ella, y le ofrecí reunirnos dos días después en su despacho de la Casa de Poesía Silva. Le anuncié dos artículos que sobre el maestro Carranza, y sobre el final trágico de Ramiro tenía para publicar en mi columna semanal de El Espacio, y para leerlos los domingos en mi momento cultural de monitor en Caracol. Se los envié de inmediato.

A las 4 de la tarde del día siguiente, el mensajero de la Casa de Poesía Silva, me  trajo  su tarjeta donde registraba la lectura de mis escritos.

A las 7pm, la televisión  informaba la desgarradora noticia de su suicidio. Final idéntico al del poeta Silva, cuya casa impulsó hasta el último día en amor de poesía. Quedó en mi corazón como una espina esta curiosa y triste despedida.

Un abrazo emocionado". 
Alberto Santofimio Botero

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