Se conoció una foto donde aparece un nutrido grupo de personas que hacen parte del equipo de empalme en representación de la alcaldesa electa de Ibagué, Johana Aranda.

Decir, en primera medida, que en esta ocasión se trata de un empalme sui generis. De verdad, es bien extraño, es como si Hurtado empalmara con Hurtado. No había pasado en la historia reciente de Ibagué.

La cercanía que existe entre el alcalde Andrés Hurtado y algunas de las personas convocadas por la alcaldesa electa Aranda, a fin de que integren la comisión de empalme, le resta credibilidad a este importante proceso de articulación.

El nombre del ‘empresario’ Óscar Berbeo y uno que otro contratista en ese comité, es un indicador de desconfianza, las probabilidades de que haya interés manifiesto y decidido de llevar a cabo un empalme con rigor, donde aflore la verdad sobre las condiciones en que se recibe la Alcaldía, es algo que genera dudas.

Lo anterior, sin menoscabo de las buenas intenciones y disposición que pueden tener personas ajenas a ese tradicional maniqueísmo político que se resiste a desaparecer en la ciudad. Ojalá esas bien intencionadas personas no terminen en una frustración.

Un buen empalme se refleja en la claridad y la transparencia con que la administración saliente entregue la información al nuevo gobierno. No sabe uno, entonces, hasta dónde el ‘empresario’ Óscar Berbeo y contratistas demasiado afines con la administración Hurtado, estén dispuestos a cumplir con esa transparencia.

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Por ningún motivo la ciudadanía puede olvidar que el Alcalde saliente deja una administración con demasiados problemas. Si la de Hurtado hubiera sido una administración medianamente aceptable, vaya y venga, pero los hechos son tozudos, los líos merodean por distintos flancos.

Que la comisión de empalme designada por la Alcaldesa electa, una vez culminado el proceso, le cuente a los ibaguereños sobre la situación financiera real del municipio, qué se hizo, en qué quedó el proceso del acueducto complementario, se necesita información sobre obras de infraestructura inciertas, el futuro de una obra como el cable aéreo a la que se le destinó una inversión considerable para estudios y diseños, y que podría ser un dinero que se estaría  echando en saco roto, entre otros.

Repito, le conviene al ‘empresario’ Berbeo como punta de lanza de esa labor de empalme, permitir que se haga dentro de un marco juicioso y de transparencia. Los ibaguereños demandan verdad. Por obvias razones, a la Alcaldesa electa si le va a quedar prohibido que evite el espejo retrovisor. Esa ya manida frase de los mandatarios entrantes de que “aquí no venimos a mirar por el retrovisor sino a trabajar”, no aplica en esta coyuntura para Ibagué.

Buen trabajo si van a tener los concejales de la oposición, todo lo tendrán servido para que se luzcan con controles políticos efectivos. De una cosa si podemos estar seguros y es que la ciudadanía en este periodo va a estar más activa, más atenta y decidida a evitar que sigan dilapidando la plata de los impuestos. La ciudad no aguanta más corrupción y menos la ineficiencia.

Henry Rengifo Hernández