Política

De vendedor de minutos a Ministro

De vendedor de minutos a Ministro

El pasado jueves, el presidente Gustavo Petro en el momento de posesionar al Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, pronunció una frase que por su contenido no tenía porqué pasar inadvertida.

Arturo Luis, surgido de una vereda campesina, me gustaría conocer bien esa historia, cómo desde la vereda se puede llegar a los posdoctorados, en una carrera que indudablemente es brillante”, dijo el presidente Petro.

Era indudable que detrás de esa frase había una potente historia de vida. Arturo Luis Luna Tapia era un nombre que hasta el día en que el Presidente lo anunció como su ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, era un completo desconocido, y más aún porque no provenía de las universidades de renombre, la Nacional, Los Andes, El Externado, la UdeA, El Rosario, la Javeriana o la del Valle. Arturo Luis era egresado de la Universidad de Sucre.

El interés que despertó el nombre de Arturo Luis en el presidente Petro fue por la hoja de vida, pero es claro que apenas conozca la historia completa que hay detrás del nuevo Ministro de Ciencia, seguramente el mandatario de los colombianos quedará más que satisfecho con su designación. El ministro Arturo Luis Luna Tapia refleja en toda su magnitud, lo que siempre ha pregonado y en lo que sigue insistiendo el presidente Petro como bandera fundamental: la oportunidad de educación de calidad para todos.

Del campo campo

El Ministro Arturo Luis Luna nació hace 38 años en un corregimiento pobre, olvidado  y azotado por la violencia, como la mayoría de los pueblos en Colombia. Ese pueblo era hasta hace apenas unos días tan desconocido como el mismo Ministro. Se llama Flor del Monte,  un humilde caserío en el corazón de los Montes de María en el municipio de Ovejas, Sucre.

Arturo Luis cuenta que su infancia, por supuesto transcurrió en el campo, en una familia de 7 hermanos, con un padre que solo hizo hasta tercero de primaria y una madre analfabeta.  Recuerda Arturo Luis, o mejor el Ministro Arturo Luis, que le ayudaba a su padre a cultivar en su pequeña parcela, yuca, tabaco y maíz. En la escuela del corregimiento Flor del Monte terminó la primaria y luego el bachillerato también en el colegio técnico agropecuario del mismo corregimiento.

Su deseo era ser médico, pero veía difícil cumplir ese sueño, pues no había condiciones económicas que permitieran llevar a cabo tal propósito. Pero lo que sí sabía era que tenía que seguir estudiando, después de ver a varios de sus amigos caer en medio de las balas de los grupos ilegales decidió partir para Sincelejo, allí empieza estudiar Biología.

No era fácil sostenerse, pero había pundonor, había sacrificio y contra viento y marea se sostuvo, eso sí ayudado con la disciplina. Cuenta que medio tiempo lo dedicaba a vender minutos de celular y el otro tiempo a estar en el laboratorio, su lugar preferido. Al terminar la carrera como biólogo con énfasis en Biotécnología, entra a ejercer como profesor de bachillerato y después de maestría de la Universidad de Sucre.  

Becario Fulbright

Un día un amigo le habla de una convocatoria para becas de la fundación Fulbright, se presenta y es aceptado. El mismo amigo le presta 100 mil pesos y con ello se costea un curso de inglés en Barranquilla.

Viaja a Estados Unidos y estudia en la Universidad de Tennessee, allí se gradúa de doctor en Ciencias Biomédicas con énfasis en Microbiología, Inmunología y Bioquímica. En esta misma universidad trabaja en el Programa de Ciencias Biomédicas Integradas, del Departamento de Farmacia Clínica y la División de Terapias Clínicas Experimentales.

También en la Universidad de Louisiana estudia Microbiología, Inmunología, Parasitología y Farmacéutica. Es designado presidente de investigación del Departamento de Microbiología, Inmunología y Parasitología de esa misma Universidad. Como si lo anterior fuera poco, hace un magíster en Biotecnología y Biomédica en la Universidad Nacional de Colombia.

En Estados Unidos Arturo Luis Luna Tapia tenía todas las posibilidades de hacer carrera, pero decide regresar a Colombia y se vincula al recién creado Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Ahí lo descubren y alguien le enseña la hoja de vida al presidente Petro y este sin dudar, decide que el doctor Arturo Luis, de origen campesino, de un pueblo olvidado de Colombia, es la persona indicada para contribuir en el fortalecimiento de la ciencia en el país y construir una sociedad basada en el conocimiento desde el ministerio de la Ciencia, Tecnología e Innovación.

 

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