Por: Jaime Eduardo Reyes

Durante los últimos meses el proceso de integración regional conocido como La Rape Centro (Región Administrativa de Planeación Especial) ha estado muy activo en Ibagué, se han realizado varios talleres de planeación prospectiva y un foro regional. A la fecha, luego del acuerdo institucional entre los anteriores gobernadores de Tolima, Cundinamarca, Meta, Boyacá, y el Alcalde de Bogotá,durante este periodo ya se definieron los hechos regionales y se logró la financiación para proyectos de conservación de Paramos y de seguridad alimentaria. No hay duda que estos temas son importantes.

Recordemos que el propósito de este proceso es crear una nueva entidad territorial intermedia que remplace en un futuro no muy lejano a los departamentos. La motivación de esta regionalización no es sólo la planificación, sino que se pretende un nuevo diseño territorial. Es importante tener clara esta intención.

Con lo actuado a la fecha, es evidente que el proceso avanza y se observa que la Rape Centro está sirviendo para proponer y ejecutar algunos proyectos en el marco de las demandas regionales. En términos prácticos esto está bien, entre más actores estén trabajando por el desarrollo de la región y en la solución a nuestros problemas mejor. El reto es lograr la articulación entre todos los actores.

Tal vez la debilidad del proceso es que a la fecha los actuales mandatarios regionales no han estado vinculados de manera directa, delegando en sus funcionarios la participación en éste. A esta se suma que los alcaldes municipales ven muy lejano este asunto.

Ahora bien, a medida que se desarrolla el proceso empiezan a surgir algunas reflexiones que deben tenerse en cuenta.

Una de estas es la posibilidad del aumento de divergencias y desigualdades territoriales. Estapreocupación ha sido objeto de innumerables debates desde los años 60 en América Latina en el marco del enfoque de desarrollo económico conocido como Centro Periferia. Lo que se advierte desde esta teoría es la existencia de dos zonas desiguales, una que mantiene un alto nivel de crecimiento y progreso tecnológico e industrial (el centro), y otro, rural rezagado (la periferia). Al final, los niveles de divergencia entre las dos zonas crece y se mantienen las brechas económicas y sociales. Para esta regionalización es claro que el centro es Bogotá y el resto la periferia.

El reto del proceso de la Rape Centro es diseñar estrategias de transferencia de tecnología desde Bogotá hacia los departamentos, de desarrollo de encadenamientos productivos, y de construcción de bienes públicos regionales.

Una tarea inherente a esta estrategia es el desarrollo de una nueva industrialización para los departamentos, y en particular para el Tolima. Un proceso de regionalización que no impulse la transformación productiva en los departamentos es irrelevante y no conducirá a ningún nuevo estadio del desarrollo regional. Cualquiera que sea el modelo de planificación y desarrollo que se adopte tiene que tener en cuenta la necesidad de disminuir las brechas sociales y económicas interregionales