El paro o protesta programado por las organizaciones de taxistas en Ibagué, se ha convertido en animal de varias cabezas, debido a la división que afronta ese gremio. donde unos acatan los acuerdos con el gobierno departamental y municipal, y otros lo desobedecen. 

Mientras en la reunión que se registró en las primeras horas de la mañana de este lunes 16 de marzo, en las afueras del estadio Manuel Murillo Toro entre el gobernador Ricardo Orozco, el alcalde Andrés Hurtado y los representantes de los taxistas para llegar a acuerdo que permitieran levantar el paro, debido a la situación que se vive con la pandemia del coronavirus, unos la aceptaron y otros la rechazaron. 

Así quedó demostrada la división que existe al interior de este gremio, cuando en primer lugar, solo concurrieron unos 250 de los casi 3.000 taxistas que existen en la ciudad, y en segundo lugar los que asistieron también se encuentran divididos como en dos o tres tendencias. 

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Los que acataron la propuesta de  los gobiernos departamental y municipal para sentarse este jueves 19 de marzo, a dialogar con sobre los problemas que afrontan; los que rechazaron este diálogo y consideran que el movimiento se debe continuar y los que no saben por qué están peleando. 

En estas condiciones, los que están de acuerdo con las conversaciones aplazan el movimiento hasta tanto se realice la reunión con el Gobernador y el Alcalde; los que rechazaron esta iniciativa realizan trancones en algunos lugares de la ciudad como en la calle 37 con la avenida Guabinal y la Ambalá, y algunos sectores de la avenida 5a. en forma esporádica. 

Sin embargo, los bloqueos que realiza hasta el momento, solo impiden el paso a los taxis, es decir, a quienes no pararon, pues el resto de vehículos, incluyendo los particulares puede circular sin ningún problema. 
Los taxistas reclaman que no se apruebe el proyecto de ley que cursa en el congreso donde se legaliza la plataforma de Uber, al considerar que es lesivo para los intereses de la llamada mancha amarilla, pues los deja en condiciones inferiores a los de Uber, según las taxistas.

En conclusión, la movilización de los taxistas fracasó en Ibagué, además de tener profundas divisiones en sus filas.