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La caída del transporte público: menos pasajeros, más incertidumbre

La caída del transporte público: menos pasajeros, más incertidumbre

El Sistema Estratégico de Transporte Público (SETP) 'Transmusical' enfrenta varios desafíos críticos, entre ellos la sostenibilidad de la demanda de pasajeros, que ha disminuido significativamente en los últimos años. Esta caída está ligada al aumento de motocicletas, el mototaxismo y el uso creciente de plataformas de transporte alternativo.

En entrevista con Caracol Radio, Paula Ramos, gerente de Cotrautol, y Hernán Quiñonez, gerente de Expreso Ibagué, expresaron su preocupación por la baja demanda del transporte público colectivo. “Antes de la pandemia movilizábamos a más de 220 mil pasajeros al día; después de 2020, esa cifra cayó a unos 160 mil. Muchos ciudadanos adquirieron motos o automóviles, abandonando el sistema público, lo que genera un desbalance en la actividad del transporte”, señalaron.

El SETP, planteado ante el gobierno nacional hace más de 12 años, ha experimentado múltiples retrocesos y retrasos. Factores multidimensionales, como la burocracia y una falta de planificación técnica adecuada, han afectado su implementación. Los cambios en la demanda de transporte requieren una evaluación técnica constante, algo que, según Ramos y Quiñonez, no se ha hecho de manera efectiva.

Los gerentes también subrayaron la necesidad urgente de realizar un estudio técnico que permita determinar cuántos pasajeros utilizan actualmente el sistema y cuántos vehículos están en exceso. Además, indicaron que es crucial garantizar la cobertura en zonas que actualmente están desatendidas, como la Samaria y Arboleda Campestre, donde los ibaguereños no tienen acceso a un servicio de transporte adecuado.

Otra de las preocupaciones que plantearon es la incertidumbre jurídica que rodea al SETP, incluyendo el método de recaudo, la tipología de vehículos y la vida útil de la flota. Estas indefiniciones impiden avanzar en la necesaria renovación de los vehículos.

Los directivos de Expreso Ibagué y Cotrautol esperan que la administración municipal integre a los transportadores locales en el desarrollo del SETP, conforme a lo estipulado en el Conpes 4017, que contempla recursos superiores a los 60 mil millones de pesos para mejoras en semaforización, control de flota y tecnología de recaudo, procesos que se ejecutarán mediante licitación.

A medida que se acerca el 30 de enero, fecha en la que vencen las tarjetas de operación de las busetas, la incertidumbre crece entre los transportadores y la ciudadanía. Cabe recordar que hace 13 meses, Ibagué vivió una parálisis del transporte público por un paro de los transportadores, quienes exigían la liquidación del convenio con Infotic, un objetivo que se alcanzó con la administración actual. Sin embargo, persisten tensiones entre el sector y las autoridades municipales.

Queda entonces en el tintero, de acuerdo con los expresado por estos dos líderes del transporte local que la crisis del transporte público en Ibagué refleja un problema estructural: la falta de una planificación a largo plazo que considere no solo las necesidades actuales, sino también los cambios en las dinámicas urbanas y tecnológicas. La caída en el uso del servicio público es solo uno de los síntomas de un sistema que no se ha adaptado adecuadamente a la modernización y a las nuevas demandas de los ciudadanos.

El crecimiento desmedido de la motocicleta como medio de transporte, así como la proliferación de servicios informales como el mototaxismo, indican una búsqueda de alternativas que ofrezcan mayor flexibilidad y conveniencia que el sistema tradicional de busetas. Sin embargo, estas soluciones no necesariamente contribuyen a un modelo sostenible de movilidad urbana, y en muchos casos, exacerban problemas como la congestión y la contaminación.

El SETP debe redefinir su rol en una ciudad en constante transformación. Las autoridades tienen la responsabilidad de articular una política de movilidad inclusiva que integre a los transportadores, los usuarios y las nuevas tecnologías. De lo contrario, el transporte público colectivo corre el riesgo de convertirse en un servicio residual, irrelevante para una mayoría de ciudadanos.

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