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Política y negocio

Política y negocio

Por Carlos Alberto Estefan Upegui - Exgobernador del Tolima


A lo largo de nuestra vida hemos tenido la gran bendición de consagrar por varios años nuestro esfuerzo personal al servicio público y hacerlo con honestidad, transparencia y decoro. Pero, así como también los hay con esa misma conducta y sentimiento de servicio, otros llegan a hacer negocio y a aumentar escandalosamente su patrimonio.

No sirve un gobierno liderado por tecnócratas competentes, pero insensibles a las necesidades sociales, mucho menos si a eso se agrega su falta de moral y de ética en el manejo de la cosa pública.

Lo deseado es asegurarnos de elegir personas honestas al servicio de la comunidad, no descarados ladrones a quienes se les sirve en bandeja por obra y gracia de su electorado, la posibilidad de ordenar el gasto para su propio beneficio, el de sus familiares y amigos.

En otros países, quienes a nombre de la política practican el negocio perverso de lucrarse del erario merecen cárcel e inhabilidad para ejercer cargos públicos de por vida. Así mismo, hasta llegan a aplicar la pena capital; es el caso de Singapur, por ejemplo, para los que saqueen los dineros de hospitales, escuelas públicas o ayuda alimenticia para los pobres. No obstante, en Colombia, ejemplos de corrupción existen por montones y no pasa nada, ¿Qué hacer entonces?

Tal es el caso de Odebrecht y Centros Poblados, por citar apenas dos de ellos.

¿Cuánta plata se pierde?

En conjunto, según algunas fuentes consultadas, se han visto comprometidos por lo menos 50 billones de pesos anuales.

Una justicia paquidérmica, contemplativa y supuestamente cómplice, complementa la grave situación, consecuencia de la crisis de valores desde la misma familia y su formación en el hogar con las costumbres de un país corrupto.

El asalto a las arcas del Estado, es un delito generalizado que actúa como fuerza centrípeta alrededor de las jefaturas políticas que lo toleran y lo auspician.

Son varios los actores, desde contratistas, funcionarios, asesores en licitaciones públicas, etc., todos coordinados sistemáticamente para obtener provecho propio.

Platón afirma que “los políticos debían no solo convencer, sino forzar a sus ciudadanos a ser mejores”.

Y Aristóteles plantea que “la política es una forma de mantener a la sociedad ordenada con normas y reglas”.

Pero la única manera de hacer cambiar una sociedad es la política entendida como el arte de hacer posible lo deseable.

Adendo: A propósito del nombramiento de Gustavo Bolívar en el Departamento para la Prosperidad Social DPS, creo que es más importante su honestidad que un título universitario. Y por muy competentes que parezcan, en algunas otras ocasiones, han resultado investigados. El público se molesta porque nombran un funcionario sin título universitario, pero todo pareciera indicar que no es así cuando los nombran siendo deshonestos.

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