Opinión

Encuentro de tolimenses

Encuentro de tolimenses

El Encuentro de Tolimenses llega en un momento clave cuando hay grandes expectativas de cambio

Los encuentros académicos como empresariales, sobre todo de aquellos encaminados a la reflexión y el debate, siempre serán bienvenidos por el grado de aporte que hacen a las regiones.

En el caso del Tolima, el 9º Encuentro de Tolimenses que acaba de realizarse produce gran expectativa, en especial cuando hace rato el departamento había abandonado este tipo de eventos, que en la práctica, son necesarios como termómetro para medir el panorama existente.

Sin conocer aún las conclusiones del mismo, se espera que las propuestas allí ventiladas y discutidas, muchas de ellas por no decir que todas, tengan no solo la acogida, sino que cuenten con toda la voluntad de llevarlas a la concreción.

No al margen de este encuentro, sino todo lo contrario, ligarlo a la esencia de su filosofía, uno de los anhelos de diversos sectores de la sociedad tolimense tiene que ver con la necesidad de que el Tolima recobre liderazgo económico y político.

Si bien en la actualidad se observa una dinámica con tendencia a entendimientos sistémicos entre la dirigencia política y empresarial de buscar puntos de encuentro recíprocos, para alcanzar objetivos comunes que desencadenen en progreso y bienestar para la región, aún hay unas taras que vencer.

No habrá resultados satisfactorios para el Tolima mientras el sector empresarial en medio de profundas limitaciones hace esfuerzos por cumplir de la mejor manera su tarea, si la dirigencia política se dedica a hacer más de lo mismo que ha hecho la mayor parte del tiempo: politiquería y convertirse en un aliado indiscutible de la ineficiencia.

Esa práctica ominosa de llevar la política a un estado de postración y desesperanza  es lo que le ha hecho demasiado daño al Tolima. Cuántos jóvenes talentosos pero sin oportunidades, no han tenido otra opción que salir a buscar otros rumbos, todo, o en buena parte, porque la única oportunidad que se les ofreció fue permanecer detrás de un político, mendigándole las migajas de un mísero contrato oficial. Toda una tragedia.

Como lo dijo con precisión uno de los asistentes a este encuentro de tolimenses, es necesario hablar menos y hacer más en un departamento sobre diagnosticado, que lo que requiere es acción y compromiso.

Es una nueva época y por ello este significativo encuentro hay que recibirlo con optimismo, que ojalá haya llegado con nuevos bríos, y que las propuestas discutidas puedan llegar a buen puerto.

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