Columnistas
Pedagogía de la consulta
Por Ricardo Oviedo Arévalo
*Sociólogo, historiador, docente
Para el jurista y sociólogo argentino Roberto Gargarella, la construcción normativa y constitucional en América Latina, en los últimos años, se ha basado más en el reconocimiento de derechos fundamentales de sus cartas magnas que en reformar el poder, es decir, casi siempre la adquisición de nuevos derechos estos son negociados para sostener el viejo presidencialismo y sus privilegios.
Sin querer decir, esto, que no se haya realizado un cambio en la construcción de sociedades más democráticas e incluyentes, sino al contrario, casi siempre terminan manteniendo los privilegios de las élites políticas tradicionales, empañando, de esta manera, el ideario democrático-igualitario de sus creadores, pese a los avances logrados, las transformaciones a menudo no son tan profundas y, sobre todo, que «lo nuevo» se mezcla con demasiada frecuencia y sin problema con «lo viejo», temas como la (des)concentración del poder han sido poco abordados, y allí se encuentran las principales contradicciones de estos nuevos textos constitucionales.
En nuestro caso, los planteamientos de este jurista, nos cae como anillo al dedo, la carta política de 1991, muestra como uno de sus aportes fundamentales, el reconocimiento de derechos constitucionales a las minorías e instrumentos de amparo como es la tutela. Estas iniciativas fueron insuficientes y tacañas en cuanto a nuevas propuestas de acceder al poder, elementos claves para destrabar la oxidada sala de máquinas que mueve cualquier Constitución en el mundo moderno.
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Si tenemos en cuenta que dejamos atrás el bipartidismo asfixiante y excluyente y creamos un sistema de minifundio partidistas que tiene como base las micro empresas electorales, con un alto contenido de corrupción y nepotismo; en la actualidad hay más de treinta de estas agrupaciones reconocidas legalmente por el Consejo Nacional Electoral (CNE), un organismo, que en la pasada consulta demostró su ineficacia administrativa, sembrando el caos para los partidos participantes y sus electores, dando la impresión que lo viejo impide surgir lo nuevo, aun así, la consulta fue todo un éxito, gracias a la masiva participación de los ciudadanos.
Pero la consulta también dejó al desnudo viejas prácticas clientelistas, como es el caso de la senadora María José Pizarro que, al no participar en la consulta popular, perdió su derecho a encabezar la lista al Senado y de paso se golpeó los pactos por debajo de la mesa, pero además, este ejercicio, se refrescó con nuevos aspirantes al Congreso, los electores evaluaron en las urnas el ejercicio político y parlamentario de sus congresistas.
En el Senado, de los primeros veinte renglones, diez son de aspirantes nuevos, incluyendo a la doctora Carolina Corcho, que durante la campaña demostró de que estaba hecha, pero además, se reconocieron realidades nuevas como los llamados “influencer”, personajes que construyen opinión desde las redes sociales, como es el caso de Walter Alfonso Rodríguez, quien obtuvo la tercera votación más alta de la lista y de la periodista putumayense, Sandra Chindoy, el mismo terremoto pasó en la Cámara de representantes, que en caso del Tolima, ganó el exdiputado, Marco Emilio Hincapié, con 19.969 votos, sus mejores guarismos se encuentran en los municipios de Ibagué, El Espinal y Líbano, donde se nota el apoyo incondicional del ministro de salud, Guillermo Alfonso Jaramillo; en el segundo lugar, el ambientalista, Renzo García con 16.375 sufragios y por último, Deyanira Conde Ducuara con 3.220, sumando estos resultados (60.565 votos), en el Tolima se lograría una curul a la Cámara por el Pacto.
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De esta manera, la consulta nos deja un corolario pedagógico, que con la participación de las bases electorales, se derrotó al odioso lapicero de los jefes y en los territorios se ganó identidad y representación de los candidatos.
Pero además, esta consulta arrinconó a sus competidores, de centro y de derecha, éstos hasta el día de hoy, aun no encuentran candidatos, su diseño de campaña se ha centrado en crear una matriz de odio, convirtiendo la campaña en un asunto personal y por tanto se han centrado en atacar al presidente Petro y a su entorno, aunque sus viajes a Washington han tenido resultados parciales logrando la descertificación en su lucha contra las drogas e incluir a Petro y a su entorno en la llamada lista Clinton.
Esto esto en vez de dispersar a sus electores, lo unió más, como se observó en la pasada consulta, donde los simpatizantes del Pacto demostraron su apoyo masivo en las urnas, por lo tanto, sería muy sano para la democracia colombiana, que estos partidos de derecha nos dijeran cuáles son sus planteamientos para los próximos años, frente a temas como: salud, reforma laboral y agraria, salarios, educación gratuita, trenes y vías comunales, como también, en el reparto de los recursos de participación para las regiones, sometiéndose de esta manera, al escarnio público sus tesis y midiendo su respaldo para las próximas elecciones de marzo.
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Tenemos, entonces, que el año entrante se estará jugando el destino del país, nuevamente, la lucha será entre lo viejo y lo nuevo, entre la participación popular o la continuidad patriarcal de las viejas élites, por lo tanto, con la pasada consulta se demostró que la sala de máquinas de la democracia ya prendió motores, el tren avanza a toda velocidad y subirse al vagón usted lo escoge, según sus propias preferencias amigo lector.
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