Por Carlos Alberto Estefan Upegui

*Exgobernador del Tolima

Para comenzar, digamos que El Premio Nobel de la Paz establecido por voluntad del industrial Alfred Nobel, nacido en Estocolmo, Suecia, quién obtuvo jugosas ganancias con la invención de la dinamita.

Preocupado porque el resultado de sus investigaciones fuera usado con fines bélicos, consideraba la paz como el objetivo más importante de la humanidad y, por lo tanto, había que premiar a quienes trabajaran para lograrla.

Así las cosas, de las siete mujeres que hasta hoy han sido escogidas para ese significativo galardón, en tres de ellas surge en contextos y méritos distintos.

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Juzguen ustedes:

-La “Madre Teresa de Calcuta” 1979, cuyo nombre original era Anjezë Gonxhe Bojaxhiu fue una monja católica y misionera, conocida por su dedicación a los pobres, marginados y desfavorecidos en la India. Su apostolado incluyó la creación de las Misioneras de la Caridad, consagradas a “cuidar de los enfermos, los huérfanos y los moribundos” en alrededor de cien países.

-Rigoberta Menchú 1992, líder indígena maya-quiché de Guatemala, Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO y creadora de la Fundación que lleva su nombre. Ha contribuido significativamente a la promoción de los derechos humanos y la justicia social, especialmente para los pueblos indígenas de América Latina.

Entre tanto, María Corina Machado Parisca, recientemente reconocida con este premio en 2025, su mérito radica en su persistente oposición al régimen chavista en Venezuela, hoy día representado por Nicolás Maduro.

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Recientemente, María Corina promovió la candidatura de Edmundo González para la elección a la Presidencia de La República de ese país.

No obstante, ante las dudas generadas en los resultados electorales junto con el Presidente Maduro (para muchos, dictador), la situación política y social en Venezuela es muy delicada. De ahí la Importancia de la objetividad en la asignación de dicho premio, sin influencias políticas o ideológicas. Esencial para mantener la credibilidad y el prestigio del Premio Nobel de la Paz.

Y como quiera, que la asignación del Nobel sea utilizada para apoyar a una de las corrientes políticas enfrentadas, puede ser visto como un indebido uso político del premio, lo cual es contraproducente y genera efectos negativos en la búsqueda de la paz y la estabilidad en ese país.

Siendo así, sería lamentable que las consecuencias de su adjudicación, esta vez vayan a verse reflejadas en contra de la paz de los venezolanos, profundizando las divisiones políticas existentes.