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‘La primera línea’: los camicace del paro y la protesta
“Tenemos que estar preparados así sea para morir”, fue la respuesta de un muchacho perteneciente a la Primera Línea, a un reportero de la Deuchetsche Welle de la televisión alemana.
Otro de ellos que habló con el portal La Silla Vacía, después de contar que su madre murió hace 8 años esperando un trasplante que la EPS no le quiso hacer, “Ya le dejé una carta escrita de despedida. Ahí le pido perdón por si no vuelvo. Yo sé que puedo ser una de esas personas que han muerto en las protestas. Pero también salgo por ella. Quisiera que la tenga más fácil, que pueda estudiar”, al referirse a su hija de dos años.
Otro joven de la Primera Línea de Ibagué le expresó a El Cronista.co: “Me pongo en ese lugar para defender una protesta justa, como joven he sido víctima de un sistema excluyente cuando he visto a mi madre y mi padre burlados por un sistema de salud que prefiere a los que tienen la plata para pagar”.
Así es el grado de convencimiento y de conciencia que tienen estas muchachas y muchachos que ocupan los primeros puestos del frente al salir a proteger y salvaguardar la vida y seguridad de los manifestantes. Las y los jóvenes de La Primera Línea, con el correr del tiempo, se han convertido en los héroes de las manifestaciones y en unos íconos de la protesta popular.
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Los manifestantes los reciben con aplausos y les abren calle de honor cuando con su inofensiva vestimenta y sus débiles escudos se dirigen al frente de las manifestaciones, a sabiandas de las infinitas desigualdades que tienen para responder a la gigantesca máquina de guerra de la policía.
Toda su indumentaria es de defensa y no de ataque, a diferencia de los camicace japoneses que pilotaban aviones cargados de bombas para causar el más grave daño a sabiendas que iban a morir. Lo único común entre los orientales y los nuestros, es que aquellos llevaban la resolución de morir en su misión, y los nuestros lo mismo, pero con ideales y objetivos antagónicos, diametralmente opuestos. Los primeros iban en defensa y tras un imperio y, los segundos, luchan por una nación más justa y equitativa, más incluyente y menos desigual.
Estos jóvenes que en el transcurso de los largos días y ahora meses de protesta, se han convertido en grupos organizados y son protagonistas de las manifestaciones del país. Su inicio se dio junto a los obreros, trabajadores, campesinos, indígenas y estudiantes que comenzaron a luchar contra la nefasta reforma tributaria del régimen de Duque que lograron sepultar hace varios días, pero luego ampliaron las exigencias a temas sensibles de la deuda histórica social que se tiene de los distintos gobiernos en materia de salud, educación, trabajo y contra los proyectos regresivos que cursan en el Congreso en contra de la clase media y de sectores populares.
Primera línea de fuego
Los y las de la Primera Línea, son conocidos por encabezar las marchas y terminar enfrentados con los Escuadrones Móviles Antidisturbios (Esmad); no son fáciles de identificar por obvias razones, incluyendo las de su seguridad. Ocultan sus caras tras sus máscaras y se dividen en grupos que no tienen líderes visibles. “Preferimos que sea así, porque si nos identificamos terminamos judicializados o desaparecidos”, dice uno de ellos a la prensa
Son enfáticos en afirmar que no van a parar de marchar hasta que no vean un cambio, así no estén vinculados a procesos de negociación política para lograrlos.
La indumentaria
Los de la Primera Línea, son personas muy simples para vestir: jean, tenis, camiseta, buzo y en algunos casos saco. Usan guantes en sus manos y se cubren los rostros con gafas protectoras, máscaras antigases y, algunos, pañoletas. Y en sus cabezas no faltan los cascos de construcción o deportivos, la mayoría de ellos con algunos símbolos de combate.
En sus escudos improvisados tienen escritos varios mensajes, entre los que se leen ‘Vamos a marchar’, ‘La protesta se defiende’ ‘Perdimos el miedo’, ‘Resistencia’, entre otros.
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Lo que defienden
La Primera Línea, en sus postulados no tiene una divisa política determinada para defender. Dicen que no representan ninguna bandera ni color, y que no tiene líderes, ni voceros.
“Estamos conformados por ustedes, colombianos (...) Estamos compuestos por gente multicolor, sin estrato y sin protagonistas”, manifiesta uno de los entrevistados.
“Auxiliamos al que se queda atrás, enarbolamos la legítima defensa, garantizamos que el ciudadano se pueda manifestar en paz. Existimos sólo para dejar de existir”, dicen.
“Estamos compuestos por gente multicolor, sin estrato y sin protagonistas”.
También se definen como la contraparte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), que según estos grupos: “defiende los intereses del Gobierno y nosotros a la gente, al pueblo”.
Todo parece indicar que el modelo de La Primera Línea en Colombia, es tomado de los jóvenes chilenos en las protestas que se han registrado en este país contra el gobierno de Sebastián Piñera, donde los jóvenes también han ganado notoriedad.
En Colombia, a medida que transcurre el tiempo y el gobierno dilata y no ofrece ninguna solución al paro indefinido, ya los grupos de La Primera Línea, han entendido que la lucha se prolongará en el tiempo, y que para responder a la fuerza bruta y despiadada del gobierno, se deben preparar mejor y han incluido en sus grupos, personal paramédico que se han ofrecido para atender en el campo de los enfrentamientos a los muchachos y muchachas que resulten heridos o lesionados.
No es cierto que a estos jóvenes, la mayoría estudiantes, les paguen o los contraten, o que les lleguen giros de Venezuela, Rusia o Cuba, como malévolamente afirman los sectores uribistas, sostenedores del régimen duquista.
Los de La Primera Línea, son muchachos que no reciben ningún pago ni contrato, que voluntariamente van al sacrificio conscientes de los riegos que afrontan en la misión que han asumido: defender, hasta con sus vidas, las manifestaciones y las marchas de protesta, así algunos los califiquen de vándalos y revoltosos.
Los de La Primera Línea, saben que la lucha no tiene tiempo definido ni marcado y que solo les queda resistir...resistir...resistir...
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