Por Jhenifer Rodríguez

Yuliana Andrea se caracterizó siempre por ser una persona activa, emprendedora y alegre, hasta que un día comenzó a sentirse sin energía para hacer las cosas que más le gustaban, como ejercitarse o compartir con su familia. Siempre tenía frío y un dolor muy extraño se había vuelto parte de su vida cotidiana.

“Nací en Líbano, Tolima, en el seno de una familia trabajadora y amorosa. Crecí junto a mis dos hermanos, bajo el cuidado de mi madre, Rosalba Bermúdez, y mi padre, José Rivera. Sin embargo, la vida nos golpeó temprano: mi madre enviudó cuando yo tenía apenas ocho años. Con una fortaleza inquebrantable, ella nos sacó adelante trabajando como docente”, cuenta Yuliana.

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Andrea se enamoró joven, formó su propia familia y se dedicó tanto al diseño de modas como al comercio, mientras educaba a su hijo y a su hija, quienes hoy en día son universitarios. En los últimos años, la repostería se había convertido en su pasión, pero cada día era más difícil dedicarle tiempo a este arte culinario, al igual que a todo lo demás, porque el dolor que parecía pasajero se hacía cada vez más agudo.

Yuliana trató de seguir adelante en sus actividades diarias mientras se hacía todos los tratamientos que le recomendaron para lo que creyó que eran hemorroides. Sin embargo, el desaliento y el dolor le jugaban en contra. Con el tiempo, su cambio de actitud era demasiado evidente para la familia. Una persona que toda su vida amó el deporte ahora tenía dificultades para salir de la cama y siempre tenía frío.

Hay que escuchar a nuestro cuerpo

El 23 de diciembre de 2024, tras realizarse una colonoscopia, los médicos detectaron algo preocupante. El 2 de enero de este año, la confirmación llegó con una biopsia: “tenía cáncer rectal. Recibir un diagnóstico así es como ser empujado a una guerra sin previo aviso. Pero lo más difícil para mí no fue el miedo a la enfermedad en sí, sino ver cómo afectaba a mi familia”, contó Yuliana.

La vida que parecía perfecta dio un vuelco; ya no podía hacer las mismas cosas y los tratamientos la obligaban a pasar largos períodos lejos de su hogar en Líbano, sin poder compartir con sus hijos. Pero ella decidió darle un sentido a su dolor y comenzó a usar Facebook para ayudar a otras personas a tomar conciencia sobre la necesidad de prestar más atención e importancia a la salud. Una frase que menciona seguido en sus videos es: “Hay que escuchar a nuestro cuerpo”.

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Lo que al principio hizo con el fin de ayudar a otros terminó convirtiéndose en otra motivación para luchar contra esta dura enfermedad. “Desde el primer momento, decidí hacer pública mi historia. No quería que el cáncer se convirtiera en un secreto doloroso, sino en un mensaje de alerta para otros. Mis seguidores se convirtieron en mi apoyo, en mi terapia. Cada día recibo mensajes de aliento, testimonios de quienes han pasado o están pasando por lo mismo, consejos y recomendaciones de todo tipo”, cuenta con entusiasmo.

A Yuliana Andrea le sorprendió descubrir cuántas personas necesitaban escuchar su historia para empezar a cuidarse. Muchas de ellas le escriben en privado mensajes como: "Gracias a ti, ya estoy haciéndome exámenes", "Gracias a ti, me preocupo más por mi salud", "Gracias a ti, puedo llevar mi proceso con más valentía". Esas palabras la llenan de felicidad. “Sentir que mi experiencia puede ayudar, aconsejar y dar un poco de esperanza a otros me hace pensar que tal vez este sea mi propósito: activar alarmas, concientizar y, en cierta forma, salvar vidas”, cuenta Yuliana, quien hoy en día tiene más de 6.000 seguidores en Facebook.

En esta batalla, su madre, Rosalba Bermúdez, ha sido su apoyo incondicional. “Me duele verla a mi lado en este rol cuando debería estar en casa descansando, disfrutando de una vida tranquila. Pero su presencia me da tranquilidad, paciencia y el amor incondicional que solo una madre puede ofrecer”, reconoce Andrea.

Su mayor anhelo es llegar a miles de personas y ayudarlas a no tener miedo. “Cuando te dicen ‘cáncer’, el primer pensamiento suele ser la muerte, pero la clave es prepararse para la guerra. Es una lucha dura, sí, pero se puede enfrentar con valentía, apoyo y fe”. Yuliana Andrea Rivera.