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El paseo de la descolarizacion en el Autismo.
Este año el lema es “Puedo aprender, puedo trabajar”, Y es que las personas con Trastorno del espectro autista (TEA) han estados expuestos a la discriminación, a la exclusión escolar y social por décadas; marginados a que se deben adaptar a la Sociedad y aún peor a la educación formal que no está capacitada para hacer ajustes razonables a sus características neurosensoriales y de aprendizaje.
En mi quehacer como profesional experta en la evaluación, diagnóstico y atención tanto en etapas tempranas como en adultos de personas con TEA, veo todas las barreras que deben cruzar no solo los niños sino sus padres para lograr tener a sus hijos escolarizados, algunos porque sus hijos son de altas necesidades de apoyo en el aula y en la vida diaria, sin embargo el viacrucis no es solo para los niños menos funcionales, sino también para los de alto funcionamiento que a pesar que algunos pueden tener una inteligencia superior sus habilidades sociocomunicativas centradas en las destrezas para socializar adecuadamente los vuelven blancos del matoneo que pasa de generación en generación.
Por lo tanto a las personas ver su alta funcionalidad los confunde y hace creer muchas veces que sus padres solo tienen fallas en la crianza y que tienen niños caprichosos y son llamados hasta groseros, esto pasa por el desconocimiento en el tema en la comunidad, incluso en los mismos padres que no comprenden que la baja tolerancia al ruido, a las texturas, a el contacto visual. Los padres de los niños con TEA en sus primeras etapas cuando no tiene la adecuada orientación también se aíslan presentan temor de ir a reuniones por las reacciones de sus hijos, sufren en silencio el dolor de que ellos en su gran mayoría no tengan amigos y también no tener poyo muchas veces de su familia extensa quien los juzga.
Encontramos que el rechazo escolar se da desde el ingreso o búsqueda de colegio, no importa el estrato de la familia, la generalidad es que se tropiecen con las mismas piedras. Se empieza con el recorrido de los colegios, el mismo que en un momento fue llamado el paseo de la muerte cuando las personas buscaban atención urgente en las instituciones de salud, en este caso es el paseo de la desescolarización. Siempre debemos ir a muchos colegios para que acepten a un niño sin diferencia entre colegios privados u oficiales, solo que los privados responden que no tienen cupo para ese grado y los públicos aceptan los niños pero no asumiendo los retos reales, argumentan en su mayoría que no están preparados así que deben conseguir acompañamiento para el aula por parte de los padres.
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Posiblemente quien este siguiendo esta lectura pensara que soy muy pesimista en el relato ,pero lamentablemente esto viven las personas con TEA desde la educación prescolar hasta la educación superior, sin embargo también logro encontrarme con rectores maravillosos, con docentes que desean aprender y aman la neurodiversidad y allí es donde vemos el éxito de los niños , incluso vemos como los pares acogen a los niños y logran hacer buenas amistades reconociendo no solo las falencias sino también sus habilidades los “super poderes del autismo” la sinceridad en sus palabras, la literalidad del entendimiento, para algunos la memoria prodigiosa, los talentos artísticos excepcionales, su ternura, sus ocurrencias y pequeñas imprudencias, sus intereses restringidos que los llevan a ser lo mejor en lo que les llama la atención, su orden, su precisión y podría seguir enumerando sus grandes virtudes, trabajar con ellos
Con lo anterior y sumándonos al propósito de este día, extendemos una invitación a la sociedad a ser inclusiva, a aprender a amar no solo a una persona con TEA sino con cualquier tipo de condición o discapacidad, a enseñarle a nuestros hijos que todos somos diferentes y que el respeto de esas diferencias es educación. Sumémonos en una sola voz rechazando la discriminación y exigiendo el derecho a la educación de los niños con TEA.
También quiero dejarlos una reflexión para los padres en general que ven signos de alerta en sus hijos, para que acudan para una evaluación del neurodesarrollo, ya que las investigaciones y la práctica nos dice que la mejor intervención se hace de la mano de la familia en etapas tempranas incluso antes de los 2 años, sin embargo nunca es tarde para rehabilitar y estimular nuestro cerebro.
Maria Victoria Isaacs Pardo
Directora científica Clínica Neuraxis
Psicóloga especialista en evaluación y diagnostico neuropsicológico, Magister en neuropsicología clínica y certificada en atención de trastorno del espectro autista.
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