El candidato presidencial por firmas y del espectro de centro, Daniel Oviedo, reconocido por su gestión como director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) durante el gobierno de Iván Duque, sorprendió al panorama político tras referirse de manera positiva al desempeño reciente de la economía colombiana bajo el gobierno de Gustavo Petro.

En una entrevista de alcance nacional, Oviedo afirmó que Colombia no es el país que muchos auguraban tras la llegada del actual presidente al poder. “No es el país que creíamos que íbamos a ser cuando se decía que Petro iba a acabar el país; por el contrario, hoy Colombia está contenta y va a amanecer aún más contenta en enero de 2026”, señaló.

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Sus declaraciones se dieron en un escenario marcado por la incomodidad visible del también candidato presidencial del Nuevo Liberalismo, Juan Manuel Galán, mientras Oviedo insistía en resaltar indicadores económicos favorables: “el huevo está barato, el dólar está barato, la economía crece y el desempleo está en mínimos históricos”. A ello agregó una distinción política clave entre opinión y comportamiento electoral: “la gente que vota, no la que solo responde encuestas desde el deseo, se va a preguntar cuál es la ‘fregadera’ de la oposición y qué es lo que realmente está mal”.

El pronunciamiento de Oviedo pone sobre la mesa una tensión estructural del debate político colombiano: la dificultad de reconocer avances cuando provienen de un gobierno adversario. En un contexto donde el control de la narrativa suele centrarse en enfatizar lo negativo como estrategia de acumulación política, que un opositor destaque resultados favorables resulta inusual, cuando no incómodo.

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Por esta razón, sus palabras han sido bien recibidas en sectores afines al petrismo, que las leen como una reafirmación de la viabilidad de un proyecto de continuidad. En contraste, para sectores de oposición más radicales como el uribismo el mensaje puede interpretarse como una cercanía ideológica con el actual gobierno, debilitando su lugar como candidato “alternativo”.

Queda por verse cómo estas declaraciones impactarán el rumbo de la candidatura de Daniel Oviedo: si consolidan su imagen como una figura técnica y autónoma o si, por el contrario, lo reubican en un tablero político donde reconocer lo positivo tiene costos electorales.