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Apuestas deportivas: ludopatía disfrazada de diversión
Por: Juan Sebastian Giraldo
La locura de la gente se percibía en calles y centros comerciales. Agitando banderas y besando el escudo de la camiseta tricolor, los hinchas de la Selección Colombia buscaban formas de vivir una cita a la que no habían sido invitados desde hace 16 años. El mundial de fútbol de 2014 fue la llama que avivó la industria de las apuestas deportivas en el país entero.
Sentados y con café en mano, conversaban dos apostadores asiduos de la ciudad. Era una tarde de poco fútbol en canales nacionales. Una ocasión perfecta para huir de las cuotas cambiantes, los mercados no disponibles y la obsesión de revisar estadísticas de hace cinco años. El tema de conversación: las apuestas deportivas.
En Colombia, el deporte (principalmente el fútbol) siempre ha sido atractivo para los apostadores; sin embargo, nunca había sido un mercado tan publicitado ni tan concurrido como lo es desde hace algunos años.
A finales de 2013 comenzaron a aparecer pequeños stands dentro de billares, canchas sintéticas, o cualquier sitio que combinara licor y deporte. Se trataba de un simple computador con una ventana abierta. Allí, el encargado del sitio apostaba a los partidos que el cliente eligiera e imprimía un ticket para que este último pudiera reclamar el premio en caso de acertar el resultado de los partidos.
Más allá de la simple pasión por el fútbol, el motivo principal por el que se suele entrar al mundo de las apuestas es la ilusión de conseguir de manera rápida algo que se ve inalcanzable.
Óscar, uno de los dos de aquella mesa, comenzó a apostar en 2014, cuando tenía 17 años. De cuna futbolera y con la gran convicción de que sabía del deporte, aspiraba a ‘pegarle’ a una gran apuesta, comprar un apartamento y tener su propio auto.
— Yo no tenía un trabajo estable, pero de todas maneras si tenía por ahí algo para empeñar, libros, cadenas, lo hacía. Recogía todo el papel que tuviera en la casa y lo vendía en las chatarrerías, eso que me daban era lo que les echaba a las apuestas.
Principalmente cautivados por la curiosidad, pero motivados por el buen momento de la Selección Colombia de cara al mundial de Brasil 2014, muchos se hicieron adeptos a estas apuestas, las cuales en ese entonces aún eran ilegales.
‘Pijaos Sport’ fue quizás la casa de apuestas ilegales más exitosa del Tolima. Con puntos físicos en los sitios más concurridos de la ciudad, se posicionó como la casa de apuestas más conocida de Ibagué.
— Les iba tan bien con eso, que hacían eventos en las discotecas de la glorieta de Mirolindo. Rifaban motos, daban lechona, regalaban cosas. Recogían tanto dinero que podían darse el lujo de organizar ese tipo de eventos.
Con la llegada de las casas de apuestas avaladas por Coljuegos, la Fiscalía comenzó a dar caza a todos los sitios de apuestas deportivas ilegales. Muchos fueron cerrados por sus propios dueños ante el inminente peligro que representaba la labor de la Fiscalía, como por ejemplo el de Mike Campaz, en ese entonces jugador del Deportes Tolima.
En septiembre de 2016 fueron capturados por la Fiscalía, los hermanos Garzón Díaz, líderes de Pijaos Sport. De los cuales se supo, llevaban alrededor de un año dando coimas a varios subintendentes de la Policía para continuar en funcionamiento.
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Por otro lado, estaban las apuestas deportivas originadas desde el grupo Su red, en el Tolima Gana Gana, con Liga 14 y MegaGol. Dos tipos de apuestas que ilusionaban a sus jugadores con acumulados de hasta 500 millones, pero que se pagaban paramutualmente, es decir, se repartía la bolsa de premios entre el número de ganadores.
— En Liga 14 tenían la política de reembolsar la apuesta si se acertaba a 10 partidos, o sea unos 3 mil pesos. En una ocasión acerté 12 partidos. Cuando fui a reclamar la plata me dijeron que había ganado 2.500 pesos porque había acertado mucha gente. Ese tipo de cosas lo iban desmotivando a uno.
De la mano de Corredor Empresarial, con MegaGol, Óscar ganó un par de millones acertando a dos resultados. El 2 - 0 entre Perú y Nueva Zelanda, y el 2 - 2 entre el Junior de Barranquilla y Águilas Doradas. Con goles de Teófilo al 83’ y Jiménez al 92’, Óscar consiguió su apuesta más grande hasta el momento; sin embargo, no fue suficiente para recuperar lo apostado.
— Son contadas con los dedos de las manos las personas que pueden decir que han ganado más de lo que han apostado. Yo tengo por ahí todavía las colillas de las apuestas, invertí 14 millones de pesos y saqué cinco. Después que uno hace el balance es que se pregunta: ¿De dónde saqué esa plata?
Ganar a través de terceros
La necesidad de las personas por ganar y generar ingresos con base en las apuestas es tal, que incluso llegan a pagar dinero a ‘tipsters’ para que les den pronósticos con un alto índice de acierto, y así apostar de manera “más segura”.
Juan, otro de los apostadores de la mesa, cumplió el rol de 'tipster' durante un tiempo a través de telegram. Creó un canal público en la aplicación y comenzó a publicitarlo a través de Instagram, publicaba evidencias de sus victorias e invitaba a las personas a que su unieran a su canal gratuito.
— La estrategia era fácil, seguir a los perfiles de las personas que seguían a grandes casas de apuestas y esperar a que devolvieran el follow. Muchos al ver el éxito en los pantallazos de las apuestas ganadas terminaban entrando al canal. Durante un tiempo se les daba pronósticos gratuitos y después se les empezaba a cobrar por los mismos.
Pero el pagar a terceros por pronósticos es tan solo la punta del iceberg. En ocasiones se creaban grupos donde supuestamente había jugadores del Deportes Tolima, a los cuales se les pagaba alrededor de un millón de pesos por partido para que consiguieran más tiros de esquina o tarjetas amarillas.
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— Eso era lo que decían, nunca supe si realmente había o no jugadores del Tolima, el tema es que ese grupo tenía muy buen índice de acierto. Hasta que un día se equivocaron y mucha gente perdió varios millones, ahí la mayoría se salió.
En el mundo de las apuestas deportivas hay dos tipos de apostadores, los que apuestan poco dinero a cuotas altas, esperando ganar algún día, y los que juegan mucho dinero a cuotas bajas, con la esperanza de ganar siempre. Sin embargo, en las apuestas nunca hay una ‘apuesta segura’ o que no se pueda perder.
— En Pijaos Sport había un tipo que solamente apostaba a los equipos top del mundo. Él vendió la moto. Dijo que Real Madrid y el PSG siempre ganaban. Apostó tres millones y pico y preciso esa vez empató el PSG. Se quedó sin la moto y sin la plata— recordó Óscar.
Publicidad que apunta a la ludopatía
Las casas de apuestas arremeten con agresivas campañas publicitarias. Mediante ex referentes de la Selección Colombia que invitan a apostar, bonos de bienvenida, promociones en las calles, y además patrocinando a la liga profesional del fútbol colombiano, consiguen convertir en adictos a muchos de los que creen que se trata de un simple pasatiempo.
De manera reacia a la pregunta, tanto Óscar como Juan, admitieron entre los dientes, haber sido adictos en algún momento de sus vidas, pero dijeron que sabían controlarlo.
Según un reporte de Admetricks, para abril de 2021, en Colombia se invirtieron $40.889.038 de dólares en publicidad online. Las campañas con mayor inversión fueron las de Wplay, Betjuego, y Betplay, todas casas de apuestas deportivas.
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