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Ahora resulta que el responsable es Dios
Por Humberto Leyton
En un discurso nervioso, con voz temblorosa e incoherente, el alcalde de Ibagué Andrés Fabián Hurtado, notificó a los ibaguereños que a él lo había elegido era Dios y no la poderosa mano electoral del exgobernador Óscar Barreto, de la que al parecer, hoy quiere renegar para presentarse como un funcionario independiente.
En estas condiciones, también podemos darnos por entendidos que el mal momento que está pasando Ibagué por el desgobierno, la mala administración y los pésimos resultados, que hasta el momento, deja el proyecto “Ibagué Vibra”, no es culpa de Hurtado sino de Dios que lo puso como mandatario.
¡Qué mejor excusa para evadir las responsabilidades!
Ahora, los ciudadanos ibaguereños tendremos que pedirle cuentas a Dios de lo que haga o deje de hacer el alcalde nombrado por su voluntad divina.
Un discurso cantinflesco de Hurtado, como todos los suyos, seguramente parecido a las invocaciones que hacen o hacían sus familiares brujos invocando a los espíritus del más allá, pero que en la tierra a pocos convence, puesto que las obras de gobierno son reales y tangibles, no plegarias ni sermones religiosos.
- (Puede leer: Hurtado, el alcalde distraído)
Mucho menos, aprovechando como escenario el lanzamiento o socialización de la calle 103, que de entrada, modificó los diseños originales que había realizado Findeter en la anterior administración, donde la avenida había sido proyectada con carriles de doble vía, construcción de un nuevo puente, ciclovías, senderos peatonales, sistema de alcantarillado, andenes y obras de urbanismo, entre otras. Estudios que habían costado tres mil 600 millones de pesos, y que por decisión del alcalde Hurtado, se fueron a la basura configurándose un obvio detrimento patrimonial en contra de las arcas del municipio que nutrimos los contribuyentes.
Esta era la razón de la protesta de varios asistentes a este evento, que no quieren que se les meta gato por libre.
El discurso camorrero y pendenciero del alcalde Hurtado contra los concejales y quienes le hacen oposición, no es precisamente un mandato de Dios. Eso de fomentar odios por ganar aplausos no está escrito en documentos sagrados. Tampoco el de indisponer a los funcionarios asistentes a sus eventos para que les den trompadas a quienes reclaman o piden explicaciones.
El alcalde quedó en deuda con los asistentes, o al menos con quienes no eran funcionarios o contratistas de su administración, para explicarles los motivos que tuvo la administración para modificar tan burdamente los diseños de la 103, en detrimento del urbanismo, del paisaje y de la ciudad en general, pues como estaba concebido el proyecto inicial entraba a formar parte del Plan Estratégico de Movilidad Vial de Ibagué.
- (Lea también: La anhelada calle 103 solo tendría un carril en cada sentido)
Mal comienzo el de esta importante obra. Un alcalde salido de su elegante traje, echándole la culpa del fracaso de su gobierno a los opositores y a quienes no comparten su administración como si ellos gobernarán; pero además de eso, buscando cuerpos celestiales para que lo defiendan y, que, en últimas, lo defiendan de su mal gobierno.
Pero qué se puede esperar si a nombre de Dios, se fomentan guerras como las del medio Oriente, se mata impunemente, se bendicen las armas, se quema en hogueras, se miente, se roba y se traiciona.
Tenga en cuenta señor alcalde Hurtado, que el pueblo ibaguereño lo señalará y le pedirá cuentas es a usted como responsable directo de la hecatombe que vive la ciudad, y de paso, a su mentor político el exgobernador Óscar Barreto.
A Dios no lo venga a meter en problema terrenales, mucho menos cuando se trata a través de la religión justificar la incapacidad, la incompetencia de un gobierno tan livianito y malo como el suyo señor Hurtado.
¡Que Dios nos coja confesados!
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