En los últimos meses la tasa de desempleo, ahora denominada de desocupación por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), ha disminuido considerablemente en Ibagué. Esto le ha servido a la administración de la alcaldesa Johana Aranda para vender un panorama optimista sobre la generación de nuevos empleos en la ciudad

Sin embargo, el escepticismo es latente entre los ibaguereños. En redes sociales a menudo expresan su desconfianza sobre la veracidad de estas cifras. “Yo no encuentro trabajo desde hace seis meses” o “¿De dónde sacan esas cifras?”, son algunas de las expresiones que más comunes.

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Por tanto, El Cronista.co consultó a un experto en el tema. Se trata de Carlos Salazar, economista, director del programa Ibagué Cómo Vamos y del Observatorio Regional de Mercado de Trabajo del Tolima (ORMET), quien advirtió que la disminución en la tasa de desocupación deja más interrogantes que respuestas.

“Ese optimismo antes debe tener en cuenta una explicación sobre el componente técnico que tienen las cifras que cada mes suministra el Dane”, puntualizó Salazar.

Se refiere en principio a los parámetros que establece el Dane para determinar la tasa de desocupación. Explica el profesor que, para el Dane, una persona que trabaje por lo menos una hora a la semana, incluso sin recibir remuneración, ya cuenta como ocupada. Luego, a esa persona ocupada, en los informes entregados a la opinión pública se la presenta como un empleado más. Lo que evidentemente ayuda a disminuir la tasa de desocupación.

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“Hay que diferenciar a un empleado de un ocupado, a un trabajador formal de un informal, lo que nos ayuda a hacer un análisis más objetivo y tomar decisiones sobre una base real. Las cifras que nos entregan no reflejan la realidad del mercado laboral en Ibagué”, remarcó Salazar.

Ahora bien, el profesor también pidió tener en cuenta otras variables que ponen en tela de juicio a las cifras del Dane. Como las actividades que más generan empleos en Ibagué, las cuales presentan algunas incongruencias.

Entre dichas actividades figuran las “profesionales, científicas, técnicas y servicios administrativos”, que pasaron de generar 17.808 empleos en el trimestre octubre – diciembre de 2023 a 25.278 en ese mismo periodo de 2024. Es decir, 7.471 puestos más en cuestión de un año. “¿Cuáles son los sectores que están absorbiendo los profesionales en Ibagué? ¿Si se han creado tantos puestos para profesionales, dónde están? No es claro todavía”, apuntó Salazar.

Otro aspecto a tener en cuenta, según el experto, es la alta tasa de informalidad, que en el último trimestre de 2024 fue de 48,85 %. Esto significa que, de las 223.548 personas ocupadas en ese periodo, 109.209 eran informales. Lo que equivale a que la mitad de ocupados en la ciudad son trabajadores informales.

“Son personas que no cumplen las condiciones de trabajo digno y decente, con afiliación a salud, pensión, ARL. En la calle se ve mucha gente trabajando, en sus garajes la gente pone negocios, y al final todo cuenta como ocupados (o empleados) en los informes y cifras”, mencionó.

En ese mismo sentido, llama la atención que el sector que más empleos genera en Ibagué es el de comercio y reparación de vehículos, con 46.274. Es precisamente este sector, el más propenso a la desigualdad, debido a la fácil contratación para puestos temporales. Almacenes, tiendas o locales comerciales, son de los que más acuden a trabajadores temporales, pero al final cuentan como ocupados o empleados en los informes oficiales del Dane.

“Necesitamos trabajar más en el empleo formal con condiciones dignas y decentes, que se emplee a la gente como debe ser, pero para eso necesitamos ser competitivos y atraer inversión a Ibagué”, propuso.

Cada vez menos ibaguereños

Salazar a su vez hizo notar su preocupación por la disminución de la población en edad de trabajar. Las proyecciones evidencian que caerá, lo que a futuro representará menos personas en el mercado laboral, y a la par ayudará a disminuir la tasa de desocupación.

Los principales factores para disminuir la presión del mercado son la baja natalidad y la migración de la población ibaguereña. Así, en Ibagué cada vez habrá menos personas mayores de 15 años que ingresen en el mercado.

“La población en edad de trabajar va a disminuir y al bajar la presión disminuye. Las bajas tasas de natalidad y las personas que emigran dejan de presionar el mercado laboral. Eso le ayuda a los gobernantes a disminuir las cifras de desocupación”, explicó.

Contrario a lo que se pensaría, desde el punto de vista económico, la falta de personas en edad de trabajar representa un riesgo para el mercado ibaguereño. “Necesitamos gente para que trabaje produzca y mejore su calidad de vida en términos de ingreso, porque si no hay gente que trabaje, no hay gente que compre, disminuye la demanda (consumo) y la economía se verá afectada”, concluyó.