Ese puede ser el interrogante con el que amanecen los hinchas luego del partido que perdió el equipo Pijao frente al Medellín que con reservas o titulares sigue siendo el poderoso de la montaña y más cuando está de local.

Y es que pese a todo lo malo de perder 3 a 2 habiendo sido ganador en el trascurso del encuentro en dos oportunidades por 1 a 0 y luego por 2 a 1 no todo fue negativo, pero se terminó en lo de siempre. Se pierde cuando menos se espera y se dan resultados negativos teniendo a la mano la opción clara de los tres puntos.

A veces es difícil escribir sobre lo mismo tratando de mirar lo bueno y lo positivo, el avance de juego como equipo, pero termina diciéndose lo mismo con los mismos y en las mismas. Una línea media que no marca, una defensa que facilita la labor del contrario y creativos que van cada uno por su lado, no hay quien lleve el timón, quien reparta las cargas y el juego para angustiados de recibir y marcar como Ángelo o el mismo Marcos Pérez.

Si no es por la “racha” mala de Echalar que perdió dos opciones claras de marcar el tanteador hubiera sido mayor a favor del Dim. Los verticales y Silva también jugaron importante aporte en el apenas 3 a 2. No hay en el onceno un norte claro, un juego definido y solo hay dos opciones. Una, el técnico no ha sabido dirigirlos o no ha podido pasarles su sapiencia futbolística o encontró que con la nómina nada se puede hacer. Atrás tire las cartas y escoja, no le queda más de un as. La línea media no tiene un norte para marcar y atacar cuando tiene que hacerlo. Los puntas como Albornoz o Delgado saben cómo llevarse contrarios, pero no como centrar o pasarla a sus compañeros.

Adelante en solitario y desesperado Ángelo hace hasta de pasador como lo hizo con Álzate en el primer gol y en el segundo de distracción en el autogol del Medellín. Marcos Pérez se pierde en medio de pases largos y no tapona a sus oponentes. Pero a la hora de retroceder u organizarse para evitar avances del rival nada se hace en acuerdo mutuo y se llega a errores como los del 2 y tercer gol de Medellín dónde nadie paró a Valencia en su maratónica carrera que dejo a cuatro rivales antes de disparar y dejar sin opción a Silva. Y el tercer gol nació de una absurda devolución de un defensa pijao a Silva que terminó en tiro de esquina y cobro que con facilidad recibió Nazarith para de cabeza ubicarla al fondo de la valla del equipo de Quintabani.

Ya era el minuto 87 y medio y al menos se tenía un  punto con un juego que en dos oportunidades le había dado ventaja. Se perdieron 3 y se quedó en la lista de los no aspirantes al octogonal. Hoy podría decirse que con nóminas más baratas se perdería igual, pero a menos costo, pensando en el futuro del equipo. Ojalá pueda ser la meta del máximo inversionista porque como va nada nuevo obtendrá y jugadores para vender se le acabaron en su lista.

Pero como hay que hablar de algo bueno es pertinente destacar las excursiones de Albornoz demostrando que puede ser una opción atacando y la forma como Ángelo Rodríguez se prodiga y hasta sacrifica sus ganas de golear por pasarla a sus compañeros para que lo hagan. El resto debe hacer conciencia de lo irregular de su juego y que como van su único merecimiento va a ser no descender porque hay otros con menos puntaje, pero preguntándose si lo merecen o no.