Cultura

"Escribo para que los hombres no vayan a la guerra": Juan Romero, el joven tolimense ganador de dos premios literarios

"Escribo para que los hombres no vayan a la guerra": Juan Romero, el joven tolimense ganador de dos premios literarios

Juan Romero es un comunicador social de la Universidad del Tolima y estudiante de la Maestría en Educación que se ha ganado dos de los concursos de cuentos más importantes del país en los últimos días.

Uno fue el III Concurso de Cuento Corto en el Festival de Literatura de Pereira, con un cuento corto llamado “Morir en el Mar” que trata sobre la guerra en Oriente Medio y cómo las personas deciden emigrar a Europa por el Mediterráneo; el otro fue el Concurso de Cuento Corto de la Universidad Externado de Colombia, con una serie de cuentos cortos llamados “Primavera Árabe”, y que tratan sobre los niños en la guerra de Medio Oriente.

En sus relatos los temas son tratados con sutileza, insinuando más que señalando. Sus minicuentos reflejan la inocencia de los niños víctimas frente a lo que tienen que sufrir. Los niños no saben, ni se preguntan, por qué les caen bombas del cielo. Solo se disfrazan, juegan a la rayuela con granadas o lanzan minas por el aire como platillos.

El tema de su literatura, si bien parece lejano al lugar y el tiempo donde nació Ibagué, hace 25 años, tiene pertinencia local, si es que eso es necesario, porque sirve para reflectar nuestro propio contexto violento. Los martirizados por los conflictos son en su esencia iguales en todo el mundo. Y la literatura enuncia como un clamor su crueldad.

¿Cómo fue su primer acercamiento a la literatura?

Mi primer acercamiento es un recuerdo. En la casa donde vivíamos había una vitrina en el primer piso con libros blancos de la editorial Seix Barral de literatura latinoamericana. Un segundo momento fue en el colegio cuando una profesora me entregó un libro que se llamaba Aura, de Carlos Fuentes, y desde ahí comenzó mi gusto por la literatura. Es un libro muy acogedor, habla de la mujer y de la nigromancia (Adivinación mediante la invocación de espíritus)

Y en un tercer momento cuando llegué a la universidad me interesé por los talleres de literatura y por la relación entre el periodismo y la literatura, por la Nueva Escuela de Periodismo Iberoamericano. Leí a Gabriel García Márquez y me di cuenta de que había una línea marcada con Hemingway y Faulkner y me gustó explorar era (esa) línea.

¿Y dónde comenzó a escribir?

Comencé a escribir cosas desde muy pequeño, pero eran cosas muy incipientes, eran para las personas cercanas. El primer taller al cual asistí en la Universidad fue al de Fernando Bahamón, una persona muy borgeana que daba otras lecturas. Comencé alrededor de 4º semestre a asistir al taller del Centro Cultural dirigido por Omar González.

¿Y su primera publicación cuándo fue?

Mi primera publicación fue en una edición de la Revista El Salmón. Un texto muy maltrecho, pero fue un inicio. Luego vinieron cuentos, el primero ganó una mención especial en Coopjudicial, que es un concurso que hace el sector judicial en Ibagué. Luego vino el concurso de minificción del Colegio Champagnat en 2015. Ahí la escritura tomó un poco más de rigurosidad.

Revisando los dos últimos textos suyos que fueron premiados, “Morir en el Mar” y “Primavera Árabe”, ambos tienen que ver con una cultura y un territorio que usted no conoce directamente. ¿Por qué un escritor que apenas comienza a escribir se interesa por Oriente Medio, una región tan lejana de sí mismo?

Habría que ir a los orígenes de por qué escribo sobre ciertos temas. Me gustan Hemingway, Faulkner, Svetlana Alexievich. Pero también tengo otra línea de lecturas por accidente. Recuerdo una frase de Eduardo Galeano que dice que "uno escribe para sacarse los vidrios de adentro, para que no duelan más." (Cambiar el para fraseo por cita textual: “Todos tenemos algún vidrío roto en el alma (…) al ponerlo en un papel, ya no me dañan) A mí me duele la guerra, me duele lo que pasa en Medio Oriente tanto como me duele lo que pasa en mi país. También me duele lo que pasa en Palestina y por eso escribo sobre esa región, es un compromiso personal escribir sobre eso.

¿Por qué no escribe aún de Colombia?

No escribo sobre Colombia porque a veces cuando uno toma distancia puede ver mejor las cosas, por qué es complejo escribir en aquí sobre la violencia y por qué necesito llenarme de más lecturas, escrituras, reescrituras. 

¿Alguna otra razón para escoger a Oriente Medio? Porque guerras hay en muchas partes.

También recuerdo haber visto muchas noticias sobre el conflicto entre Palestina e Israel cuando era niño y de los distintos conflictos en medio oriente hace unos años y sentí el compromiso de escribir sobre ello. Además España estaba permeada por la cultura árabe antes de que de viniera acá en ese genocidio de la conquista. Tenemos ciertas raíces en común.

¿Qué opina de los medios y la forma en que cubren los conflictos?

Lo que escribo tiene que ver mucho con mi formación de periodista. Lo que hago es tomar ciertas cosas que pasan en realidad y que los medios muestran parcialmente, como Aylan Kurdi, el niño sirio que murió ahogado en la playa.

Yo me encargo, a través de la ficción, de darle un contexto que explica eso. Porque aunque no haya pasado lo explica. Los problemas de Europa, la guerra por los recursos, el colonialismo, los desplazamientos...

También he visto cómo los medios de comunicación manipulan lo que pasa allá. Quieren reducir todo a un tema religioso, cuando también es una guerra geopolítica.

Los protagonistas de sus historias hasta ahora son niños. Usted dijo en otro lugar que piensa llevarlos a Europa y tratar la exclusión que se da.

Yo creo mucho en los talleres literarios. Una persona muy importante en mi formación es Martha Fajardo, la directora del taller Relata. Ella le enseña a uno a hacer una obra fuerte desde un tema. Mi tema es el tema de los niños en medio de la guerra.

En lo que escribo hay tres momentos: un conflicto que se da en Medio Oriente, un tránsito hacia Europa y una forma de adaptarse a ese continente. Me hace falta hablar de lo que pasa en ese último momento. En Anfibia, una revista argentina, se habla de lo complejo que es para los migrantes adaptarse a Europa.

¿A dónde piensa llevar su literatura luego?

Luego quiero saltar al África y los niños en todos los conflictos que se dan allá. También quiero saltar a Europa. Nosotros tenemos una imagen muy limpia de ellos, pero en realidad también tienen guerras, también tienen hibridaciones culturales.

Finalmente quiero regresar a Latinoamérica cuando ya tenga un bagaje grande de lecturas y trabajos. Pienso que solamente cuando tenga ese bagaje podré ver con claridad lo que pasa acá.

¿Ya usted está estudiando una maestría en educación ve a la literatura como medio pedagógico?

La literatura es una forma de vida. Leer salva a gente de muchos males. Lo que yo veo es la posibilidad de hacer y formar lectores. Alguien que sea lector es alguien que va a ser crítico, y seguramente va a proponer un mundo mejor, así sea solo para él y para su familia.

Se podría elaborar una gran línea de lectura en los currículos que no parta de los cánones tradicionales. Un niño puede leer la saga de Harry Potter e ir entregando cosas más complejas y el tiempo le dará la visión crítica de decir que eso que leyó no era tan importante, pero que sí le ayudó en su formación lectora.

Texto: Camilo Jiménez

Fotografía: Camilo Toro García

 

 

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