Crónicas
Hoy no se escuchará en Ibagué el “triki triki Halloween, quiero dulces para mí”
Por razones de vida, claras y entendibles, las autoridades han tomado medidas para proteger no solo la integridad de los niños sino de toda la población.
De allí, que el toque de queda a partir de las 4 de la tarde de este sábado 31 de octubre del 2020, y la restricción de aglomeraciones, actos y eventos masivos estén prohibidos por razones de la crisis sanitaria donde el aislamiento social se impone como medida de protección.
Por tal razón, el bullicio y la algarabía de los años con el sonoro e inconfundible estribillo de “triki triki Halloween, quiero dulces para mí”, no se escuchará en las calles, esquinas y villorrios de pueblos y ciudades; la pandemia con su estela de muerte y de enfermos acabó, al menos por este día, la inocente celebración del Día de Brujas o Niños.
Hoy será una fecha lúgubre por causa de una epidemia que pone límites a las actividades del ser humano, incluyendo sus celebraciones sociales y hasta sus reencuentros. No será la noche mágica de dulces, colorido, luces, simbolismos y disfraces.
Pero no por ello, la crisis sanitaria nos puede borrar los recuerdos, la imágenes, las lecturas y la memoria de lo que guardamos y conservamos de una fecha como hoy. Mucho trecho se ha recorrido desde el origen de aquella fiesta pagana de los celtas (el término se refiere de un conjuntos de pueblos de Irlanda y Gran Bretaña en el siglo XVIII) hasta la comercialización en el capitalismo mercantilista del siglo XXI.
Esta fiesta se celebra la noche del 31 de octubre, víspera del Día de Todos los Santos para unos, o de todos los muertos para otros, como en México donde adquiere un simbolismo casi alegórico y cultural en los panteones y cementerios de cualquier pueblo, se constituye en una fiesta folclórica y gastronómica, además de todo el tequila que se bebe claro está.
Este día tenía un inmenso significado para los celtas porque despedían la estación de verano para entrar al otoño y luego el invierno, pero también como un tributo a la naturaleza por las cosechas y como una forma de dar inicio al solsticio de invierno. Luego, esta celebración fue mutando. En 1840, los inmigrantes irlandeses difundieron esta costumbre en los Estados Unidos y Canadá, y del primer país citado, la importaron a otro resto de naciones, entre ellas Colombia, a donde nos llegó tarde, como todo, lo que nos mandan de USA.
Inicialmente nos dijeron que se llamaba Halloween, nombre original importado, luego Noche de Brujas y ahora Día de los Niños, o ambos a la vez, todo ello dentro del sincretismo religioso, especialmente de la iglesia católica, con el fin de transformar todo el contenido pagano del origen real de esta celebración, y adaptarlo a los cánones ideológico-religiosos de la Santa Madre Iglesia y del Vaticano, que es la misma cosa.
La comercialización
Pero sin duda, los que verdaderamente hacen la fiesta, son los comerciantes. Y, aunque no figura como fiesta oficial establecida por el Congreso, este 31 de octubre, uno de los símbolos que más cobra relevancia, en la calabaza que se toma como insignia universal de la festividad. Así como Papá Noel, el Árbol de Navidad o el Pesebre, en Navidad.
En efecto, el movimiento comercial de esta celebración cada año está aumentando y las ventas van subiendo en las estadísticas. El balance económico cada año es más importante y las cifras de ganancia se incrementa, así como surgen nuevas ofertas de mercado en disfraces, dulces, comidas, tragos, fiestas en clubes, hoteles, centros comerciales, sitios de recreo, transportes, en fin es todo un tejido social y financiero que se mueve en torno al "Día de las Brujas", "El Día de los Niños" o "El Día de la Calabaza", como lo prefiera llamar.
No es aventurado ni un pecado decir, que el día de los muertos o de los santos, como los quiera llamar, el que hace el negocio es el comercio, salvo este 31 de octubre del 2020, cuando el Covid-19, no solo arruinó la fiesta de Halloween, sino que tiene a todas las economías en crisis y al mundo en la incertidumbre.
La institucionalización del “triki triki Halloween, quiero dulces para mí” no solo favorece a la industria de los dulces sino a todo un sector de servicios que ya señalamos, donde según la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), el comercio crece en una suma cercana o superior al 25 por ciento de ventas, respecto a otro día del año.
Las pérdidas son enormes para los centros comerciales, almacenes, bares, dulcerías, charcuterías, discotecas y todos los relacionados a este comercio, que por estas fechas, recibían el doble de gente que otro día de la semana. Pero sin duda alguna, los renglones más perjudicados de la economía de esta parranda serán: los disfraces, la dulcería, el trago, bares y discotecas.
Los aspectos históricos
El siguiente es un resumen apretado del contenido histórico del significado del 31 de octubre, trátese del día de Los Niños, de las Brujas, de Los Muertos, de la Calabaza, o como lo quieran llamar.
Culto a los muertos
Durante esa noche se creía que los espíritus de los difuntos caminaban entre los vivos, y se realizaban fiestas y ritos sagrados que incluían la comunicación con los muertos. Los sacerdotes Druidas iban de casa en casa demandando todo tipo de comidas extrañas para su propio consumo y para ofrecer después en el festival de la muerte.
Si la gente se negaba a sus demandas hablaban una maldición demoníaca sobre el hogar, y la historia cuenta que alguien de esa familia moría en el transcurso del año.
Halloween: origen escocés
La palabra “Halloween” se empezó a usar en el siglo XVI y parece ser es de origen escocés "All Hallow 's Eve" (víspera de Todos los Santos). Fue en 1840 cuando esta festividad llega a Estados Unidos y Canadá, donde queda fuertemente arraigada. Fueron los inmigrantes irlandeses quienes difundieron esta costumbre en ambos países.
¿Y la calabaza?
Ellos solían colocar una vela encendida dentro de una calabaza inspirada en la popular leyenda de "Jack el tacaño", que consiguió engañar al diablo. El primer desfile tuvo lugar en Minnesota en 1921. En los años setenta la televisión y sobre todo el cine popularizaron la fiesta.
Halloween en el siglo 21
El resto es historia, la festividad se popularizó en todo el mundo, donde miles de niños y jóvenes la celebran con emoción. Los pequeños salen a pedir dulces disfrazados de fantasmas y superhéroes y los adultos se aventuran en excéntricas fiestas en las que ir disfrazado es una obligación.
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