Por: Joseph González
Concejal de Ibagué

Han sido días caóticos en la ciudad. Hace un par de semanas, se hablaba de un supuesto divorcio entre la alcaldesa Aranda y su mentor político, Andrés Hurtado, una novela vieja que reencauchan cada 3 o 4 meses para fortalecer la imagen de la mandataria; unos días atrás, se anunciaban varios cambios en secretarías y direcciones, un episodio reiterativo en este show llamado Alcaldía de Ibagué; y hoy, se conocen no solo denuncias por acoso laboral dentro de la Administración Municipal, sino también la salida de otros tres funcionarios.

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No contentos con cambiar a la secretaria General, el secretario de Infraestructura, el secretario de Gobierno, el secretario de Desarrollo Social Comunitario, el gerente del IMDRI y el jefe de Comunicaciones de la Alcaldía de Ibagué; en menos de dos semanas, salen también el jefe de Gestión Tecnológica de Infibagué, Óscar Fabián Montes; el jefe de control único disciplinario, Henry Torres (luego de ser acusado de hacer disparos al aire en el Ricaurte); y el recién nombrado director de Desarrollo Rural, Jorge Luis Guzmán, por incertidumbres jurídicas.

Nos ocupa especialmente este último, Jorge Luis Guzmán, pues resulta ser nada más y nada menos que uno de los directoristas del Partido Conservador en Ibagué, abiertamente declarado en oposición a esta alcaldía. El 13 de mayo, en sus redes sociales comunicó su alegría y agradecimiento por el nombramiento; sin embargo, no significó otra cosa que la constante improvisación a la que nos tiene acostumbrados este endeble Gobierno.

La Alcaldía de Ibagué, en su afán de tener aliados políticos, juega con los destinos de la ciudad. Era evidente, desde un principio, que Jorge se encontraba inmerso en el régimen de inhabilidades, pues el estatuto de la oposición es claro en afirmar que los miembros de los partidos, que se declaren en oposición a una Administración, no podrán participar en cargos directivos o de libre nombramiento y remoción. Hoy, 7 días después de ser nombrado, tuvo que presentar su renuncia irrevocable.

La inestabilidad del gabinete no solo padece de la falta de rigurosidad técnica y legal en sus procesos, sino también del síntoma de los funcionarios polifacéticos, una ola más en su mar de improvisaciones, y donde algunos servidores “clave” terminan saltando de una cartera a otra sin importar su idoneidad o desempeño, como Leandro Vera, que un día es gerente de Ibagué Limpia, otro es secretario de Gobierno, y ahora es secretario de Desarrollo Social Comunitario. En otros lares van de Desarrollo Social a Secretaría General, de la General al IBAL y del IBAL al IMDRI. Si algo parecer sobrar en Ibagué, son estos servidores multiusos.

¿Qué clase de procesos se construye en 3 meses? ¿Cómo una ciudad avanza si los jefes de las carteras se acomodan según sus votos y no su idoneidad o gestión? ¿Qué esperar de una Administración que pareciera estar más preocupada por la campaña de sus “amigos” que por Ibagué?

Un capítulo repetido en el show de la Alcaldía

Aunque el furor mediático dota a estos hechos, enumerados anteriormente, de una aparente novedad, la realidad es que solo es un “recorderis”. Tan solo cuatro meses después de posesionada Johana Aranda, se dio su primer remezón en el gabinete: cambios en la Gerencia de la USI, Secretaría General, Secretaría de Movilidad, Secretaría de Infraestructura y Dirección de Contratación, estas dos últimas en “extrañas” circunstancias.

Sin embargo, esa fue solo la punta del iceberg, a ese “remezón” le prosiguieron muchos más. Si quisiéramos hacer una cronología sobre los cambios en el gabinete, quedaría algo así: Al nacer y cuando cumpla los 2 meses, al cumplir 4, 6 y 7 meses, al año y al año y medio… como las vacunas.

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En este último periodo de sesiones ordinarias, junto al concejal Jorge Bolívar, preparamos un debate a la USI, entonces gerenciada por Sandra Milena Jaramillo, pero para nuestra sorpresa, dos días después de realizada la citación y enviado el cuestionario, la USI se quedó sin gerente… Mientras tanto y sin fechas disponibles ya para reagendar el debate, en el sector rural siguieron con unos puestos de salud que no prestan ningún servicio, sin médicos (a) ni enfermeros (a) contratados.

No somos la piedra en el zapato de esta Administración Municipal, lo son ellos mismos.