Por Carlos Alberto Estefan Upegui

 *Exgobernador del Tolima

Como quiera que el grueso de la población se ha ido concentrando en la base de la pirámide, debido al bajo índice de natalidad, a la reducción de la mortalidad y al aumento del promedio de vida; y como quiera que las grandes ciudades se han vuelto desapacibles, congestionadas e inseguras, la demanda de sitios para vivir más tranquilos y saludables se ha convertido en una prioridad.

Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), para 2050, el 20% de la población colombiana tendrá más de 60 años, y por consiguiente, sus requerimientos en servicios de salud y atención geriátrica serán cada vez mayores.

En consecuencia, el desplazamiento de gente de mayor edad hacia esos lugares buscando paz y tranquilidad, exigirá inversión en infraestructura y dotación de clínicas y residencias. Al igual que proveeduría en medicamentos, utensilios, maquinaria y equipos. Así mismo, en la industria del aprovechamiento del tiempo libre o la administración del ocio y la recreación.

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Entonces, el Tolima, en particular Ibagué, por su agradable clima, sus paisajes, su música, folclor y gastronomía, de hecho, configura un atractivo escenario para quienes buscan un ambiente agradable, en conexión con la naturaleza, tranquilidad y seguridad; y un costo de vida más económico. Igualmente, y con mayor razón, si cada día desarrolla más sus centros de atención geriátrica.

Así las cosas, la posibilidad de invertir en este departamento en dicho renglón, representa una buena determinación, por la demanda creciente del servicio y por el desarrollo de la industria de atención y servicio geriátrico, como de otras actividades complementarias.

Lo anterior, lo refuerza su ubicación equidistante de los principales centros poblados de Colombia, Bogotá, Medellín, Bucaramanga, Pereira, Cali, Neiva, con fácil acceso desde ellos a través de la extraordinaria infraestructura vial 4G, el aeropuerto de Ibagué, y muy pronto cuando se remodelan los de Flandes y Honda.

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Así mismo, sus hospitales, clínicas y centros de salud, convirtiéndolo en un centro con alto potencial de inversión para el presente y el futuro próximo.

De ahí, que cualquier emprendimiento en este nicho de mercado, permite prever una atractiva tasa de retorno. Lo cual requerirá obviamente, de adicionales esfuerzos tanto del gobierno nacional, departamental y local; así como de incentivos para continuar la inversión privada en infraestructura, dotación de unidades de atención geriátrica y residencias para ancianos.

La implementación de políticas públicas en universidades y SENA son también necesarias con destino a programas de capacitación para la formación del personal idóneo, enfermeras, asistentes y profesionales.