Por Felipe Ferro
*Presidente de la Asamblea Departamental del Tolima

Ese rayo de esperanza es la Selección Colombia de Fútbol, que nos ha brindado una alegría inmensa y ha encendido nuevamente la llama del orgullo patrio. Este domingo 14 de julio, nuestro equipo se enfrentará a la poderosa Argentina en la final de la Copa América, un evento que promete ser un bálsamo para nuestras heridas y un motivo para que el país entero se una en un solo grito de aliento y esperanza.

Han pasado 23 años desde aquella mágica noche en Bogotá, donde con un gol inolvidable de Iván Ramiro Córdoba, logramos nuestro primer y único título de Copa América al vencer a México 1-0. Esa victoria aún resuena en nuestras memorias, como una melodía que nos recuerda lo grandioso que puede ser este país cuando estamos unidos. Hoy, la historia nos brinda una nueva oportunidad de revivir ese momento glorioso, de la mano de un equipo que ha demostrado que, con esfuerzo, dedicación y un corazón lleno de sueños, todo es posible.

Bajo la dirección magistral de Néstor Lorenzo, nuestra selección ha alcanzado un invicto de 28 partidos, superando a la legendaria selección de Maturana que tenía 27 partidos sin perder. Este logro no es casualidad, es el fruto de una labor meticulosa, de una estrategia bien pensada y, sobre todo, de un grupo de jugadores que han dejado el alma en la cancha. James Rodríguez, ese tolimense de adopción que ha sido el motor de nuestro equipo, ha superado la marca de más asistencias en una sola edición de la Copa América, con seis asistencias, dejando atrás a nada menos que Lionel Messi.

En cada pase, en cada gol, en cada celebración, estos guerreros nos han recordado lo mejor de nosotros mismos. Luis Díaz, Richard Ríos, Camilo Vargas y todos los integrantes de esta maravillosa selección han sido un reflejo de lo que podemos lograr cuando trabajamos juntos, cuando creemos en nosotros mismos y en nuestras capacidades. Este domingo, a las 7 de la noche, estaremos todos conectados, enviándoles la mejor energía a estos héroes que, sin duda, lo dejarán todo en la cancha para traernos nuevamente la gloria.

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En un país donde en los dos últimos dos años las noticias suelen ser desalentadoras y la incertidumbre parece ser la constante, la Selección Colombia se ha convertido en un faro de esperanza, en un símbolo de que aún hay razones para soñar y para creer en un futuro mejor. Cada gol, cada victoria ha sido un recordatorio de que, a pesar de las adversidades, somos un pueblo fuerte, resiliente y lleno de pasión.

No se trata solo de un partido de fútbol. Se trata de la oportunidad de demostrar que, como nación, somos capaces de superar cualquier obstáculo. Que, al igual que nuestra selección, podemos levantarnos una y otra vez, con la mirada firme en nuestros sueños y el corazón lleno de esperanza. Este domingo, cuando el árbitro pite el inicio del partido, no serán solo once jugadores en el campo, seremos millones de colombianos unidos en un solo latido, en una sola voz.

En medio de la adversidad, la Selección Colombia nos ha recordado el poder de la unidad, la fuerza de la esperanza y la grandeza de nuestros sueños. Este domingo, más que nunca, celebremos la oportunidad de ser testigos de un momento histórico, un momento que puede marcar un antes y un después en nuestra historia. Porque en cada pase, en cada gol y en cada celebración, estaremos todos presentes, demostrando que, juntos, somos invencibles.

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Que este partido sea el inicio de una nueva era para Colombia, una era donde la esperanza y la unidad sean las protagonistas. Que la gloria de la victoria nos inspire a seguir adelante, a creer en nosotros mismos y a construir el país que todos soñamos. Porque, al final, lo que realmente importa es que, unidos, somos capaces de lograr cualquier cosa. ¡Vamos, Colombia! ¡A ganar esta Copa América y a seguir soñando juntos!