Por: Edgardo Ramírez

La cultura política como modo de analizar la conveniencia de los sistemas de gobierno, ha sido sustituida  por la controversia del odio  entre algunos ciudadanos, que defienden a personas y partidos de los cuales desconocen sus programas y sus ejecutorias.

Nuestra Constitución garantiza lel derecho al voto y  todos los demás derechos ciudadanos, entre ellos la vida y la información, pero éstos se convierten en un simple enunciado teórico, porque el Estado no ha sido capaz en 200 años de vida republicana, de velar por la vida de los ciudadanos y la atención se sus necesidades, ni por el voto  con información oportuna, independiente y veraz.

Nuestro país requiere de mayor formación cultural en amplios sectores de opinión de nuestra geografía, para afinar el criterio en la toma de las decisiones al votar por los candidatos y no de la simple información del voz a voz de la llamada propaganda negra generada por la delincuencia de las redes sociales o la información que ofrece Tik Tok e Instagram para que los candidatos hagan sus campañas desde sus casas por incompetencia de exponer sus puntos de vista en público o en los debates.

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El país necesita una información veraz e imparcial por parte de los medios informativos, así sean de propiedad de los conglomerados económicos, sin propaganda a los candidatos de sus preferencias, para que el debate electoral sea imparcial y tenga sustento intelectual e ideas y no la emoción que lleva al populismo y el engaño al elector.

Las mismas familias dueñas del periodismo y la televisión,  que han gobernado el país, como influyentes apellidos irredimibles pretenden continuar con la rueda catalina de su espíritu, triturando los anhelos de los más necesitados, al tiempo que le dan mejores migajas a quienes sirven de voceros de sus intereses, en la seguridad de que la ignorancia se mantiene tranquila y en la incertidumbre quienes  desconocen porque suben los productos de su diario vivir.

La equivocación ha sido y sera la madre del fracaso. Quienes votan pensando que el populismo de Rodolfo Hernández es la solución, mantendrán al país en ese péndulo oscilante entre el odio y el egoísmo por el desconocimiento de las razones que convienen a la sociedad, porque  no pueden o no quieren reflexionar con un sentido de realidad que beneficie lo individual y lo colectivo. 

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Ya se realizaron las elecciones de la primera vuelta presidencial y ganó Gustavo Petro. Pero se anunció por Federico Gutiérrez el mismo  día de su derrota acordada, que sus seguidores harán alianza con el Ingeniero Rodolfo Hernandez, para atajar el turbión de gentes anónimas que desean un cambio para bien de su destino.

Permitamos que el pueblo se exprese libremente en la segunda vuelta presidencial, alejado de las presiones y las componendas para buscar el progreso, la convivencia y la paz social.

De esta manera, nuestro pueblo habrá cumplido con su razón de ser. Un núcleo activo que por sus derechos y justicia, dará de sí todo lo que pueda ofrecer, incluyendo ofrenda de sus propias vidas.