En el tercer piso, pacientes con Covid-19. En el primero, maternidad. En el tercero se lucha para no morir; mientras en el primero la vida comienza. Unos se van y otros llegan. En el primero, hay alegría matizada de cantos infantiles; en el tercero, desolación e incertidumbre. 

En cada habitación una cama para el enfermo, otra para el acompañante que nunca llegó y una silla siempre vacía. Una madre feliz rodeada de sonrisas y esperanza, y a pocos metros la implacable soledad en el último tramo del camino de la vida. Es el contraste entre la alegría y la tristeza. 

El ciclo se cierra en el lugar donde comienza. Descripción inspirada durante el silencio de la noche que pone en evidencia el intenso llanto del recién nacido y los quejidos del enfermo, combinados con el trajín del personal de la salud consagrado a su oficio. Rigurosa preparación científica, cada cual en su lugar con bioseguridad, organización y disciplina. Escenario reverencial que da cuenta del deber cumplido al compás de una bella sinfonia de quienes con el primer llanto anuncian su llegada a la vida, o de un sentido réquiem para quienes debieron cerrar sus ojos al partir y silenciarse para siempre. 

Unos apenas comienzan, otros terminan, y el resto lucha por superar sus dolencias y ganar la batalla con la ilusión de seguir viviendo hasta cuando lo disponga el creador, momento que inexorablemente nos ha de llegar a todos. 

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Ante el contraste del comienzo y el fin de la vida en el mismo  lugar , justo es reconocer el excelente servicio médico ofrecido en el Tolima particularmente por la Clínica que lleva su nombre, como el de otras más en la región, competentes todas y a la altura de las mejores del país.

Y como corolario al final de este episodio, un llamado a la solidaridad para conseguir el apoyo que la salud en el departamento necesite, sobre todo en estos momentos de pandemia.

Y una sugerencia al sector privado para actuar como Clúster de Salud, y con el fin impulsar la integración vertical y horizontal de infraestructura,  logística, administración y servicios, haciendo de esta, una región ejemplo nacional. 

Adenda-1/ Mi sensibilidad por el tema, y presento disculpas al tratarse de una cita personal, se inspira en el recuerdo de niño cuando muchas veces acompañé a mí padre Alberto Estefan Estefan q.e.p.d., médico cirujano de la Clínica Tolima otrora Hospital San Rafael, quien con sus colegas médicos y personal de entonces, desempeñaron también un verdadero apostolado, fieles a su  juramento Hipocrático, en favor de la salud de todos los tolimenses. 

Por: Carlos Alberto Estefan Upegui Exgobernador