Por: Carlos Alberto Estefan Upegui
Exgobernador del Tolima

De manera sarcástica y nada propia de un hombre de Estado que respete la democracia y el debate libre y con argumentos, no a través de sus esbirros dejando de asistir o romper el quórum en el Congreso de la República, Germán Vargas Lleras en su columna semanal de El Tiempo, esta vez celebra haber impedido el trámite y aprobación en la anterior legislatura, de las reformas propuestas por el ejecutivo a excepción de la reforma tributaria que tampoco apoyó y a la cual llamó inadecuada e inoportuna, cuando, por el contrario, los más connotados analistas nacionales y extranjeros la elogiaron y aplaudieron, entre ellos Joseph Stiglitz premio Nobel de Economía en el marco de las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Así mismo, Vargas Lleras se refiere a la reforma de la salud como nefasta, siendo una necesidad para el país con suficientes motivos, explicaciones y detalles que hablan por sí solos de los desfalcos, el desperdicio y los malos manejos del dinero que nos retienen a todos los colombianos mientras el servicio es pésimo.

Pero, además, se ufana de haber impedido que fuese aprobada la reforma laboral cuando, entre otros puntos, iba a tratar de retomar los derechos laborales cercenados arbitrariamente por el Acto Legislativo número 1 de 2005. Por otra parte, tampoco está de acuerdo con las reformas pensional, ni política.

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Entonces a qué juega el señor Vargas si es que no al saboteo y a no dejar gobernar, cuando lo importante es la deliberación pública, la no estigmatización y el respeto a las diferencias. Y así pretende ser candidato presidencial.

Afirma que “menos mal la próxima legislatura es corta, que en el tercer año el desgaste del gobierno no le dejará hacer gran cosa y el último año dice Vargas, está demostrado según su experiencia, es para hacerse elegir.”

Así de simple; sin embargo, el negativismo que lo caracteriza, su engreimiento y terquedad siguen siendo preferencia de algunos colombianos porque ellos y solamente ellos se sienten bien como están, importándoles poco el cambio, la inequidad y las injusticias sociales, la defensa de la vida y la paz total, banderas de este gobierno.