Periodismo de análisis y opinión de Ibagué y el Tolima

Actualidad

Hasta siempre camarada Rojitas

Hasta siempre camarada Rojitas

El dramaturgo alemán define exactamente lo que en vida fue Raúl Rojas, un combatiente de tiempo completo que no tuvo descanso ni día ni noche para luchar en defensa de sus ideales políticos, y por lo que consideraba justas causas sociales.

Desde muy joven en su natal Chaparral, el camarada Rojas, o Rojitas como lo llamaban cariñosamente abrazó los ideales comunistas y entró a militar en ese partido, en el fragor de la violencia partidista de liberales y conservadores después de la muerte de Gaitán. 

Fue concejal de su pueblo, preso político y debido a la persecución que se ejercía contra su militancia,  en más de una ocasión tuvo la vida en riesgo, lo que obligó a su traslado a Ibagué donde se radico desde la década de los 70, y continúo su lucha al lado de los campesinos, trabajadores y estudiantes. 

No tenía descanso. Cuando no estaba organizando una manifestación o un protesta por algo que considerara injusto, lo veíamos recorriendo las calles cundiendo el periódico del partido comunista Voz, o entablando una charla o una discusión sobre temas políticos con su amigos o adversarios. 

Raúl Rojas vivió para ser un revolucionario en el sentido exacto de la palabra. Sin esguinces ni falsa palabrería de izquierdosos de café, su praxis consecuente y comprometida con sus ideales y la lucha de su pueblo era su credo. 

También se destacó como incansable trabajador  por la paz, desde que comenzó el proceso con el M-19, que concluyó con la Constitución del 91. “El Tolima, una respuesta pacífica”, fue la propuesta que presentaron diversos sectores en esa época, entre los que se encontraban liberales, sectores conservadores, alternativos y del partidos comunista, donde Raúl Rojas, era uno de los protagonistas principales recuerda Marco Emilio Hincapié, que junto con Flavio Rodríguez Arce, impulsaron el proceso de paz con esta organización guerrillera. 

Desde entonces y hasta el proceso de paz de La Habana con las Farc, Rojas estuvo presente como un soldado sembrando en el cañón del fusil una flor para silenciar las balas. 

Al camarada Rojitas nunca le conocimos vida ostentosa ni siquiera acomodada. Fue digna pero pobre, muchos de sus amigos fueron el sustento diario para su subsistencia, entre ellos, el exgobernador Ramiro Lozano Neira, un aportante permanente, el propio Marco Emilio Hincapié. Miguel Gordillo y tantos otros, que suplían, en parte, las necesidades de este luchador. 

En su actividad política, pese al sectarismo y dogmatismo que exhiben algunos grupos de izquierda, al camarada Rojitas, nunca se le conoció una agresión verbal contra ningún contradictor suyo, fue firme en su ideas y propuesta, pero jamás quiso imponer sus criterios a la fuerza y respetó a quienes pensaban contrario. 

Así pudo llegar a ser diputado a la Asamblea del Tolima en coaliciones que posibilitaron su llegada a esa corporación al lado de Alberto Santofimio Botero, quien lo recuerda con cariño y afecto, añ considerarlo un hombre pulcro e insobornable en sus posiciones y acuerdos políticos. 

Raúl Rojas, podría ser el último referente del partido comunista en el Tolima, al lado de Pedro Villamarin y Jesús Antonio Marulanda, que nacieron y murieron defendiendo sus ideales, sin importar las consecuencias y sufrimientos, incluso en situaciones de clandestinidad y persecución de gobiernos conservadores y del Frente Nacional.

Las palabras finales de esta nota se las dejamos a Jairo Rivera Morales, quien hoy escribió en sus redes sociales sobre la muerte de Raúl Rojas:           

“Se nos ha ido “un hombre de verdad”, lo escribo así porque los perfiles de coraje, consecuencia y entereza del amigo que nos deja se confunden con los del  protagonista de la novela de Boris Polevoi. 

Los tolimenses, los inconformes de Colombia, los pacifistas, los luchadores por un cambio profundo de las estructuras, los humildes, los que nos debatimos entre la incertidumbre y la esperanza desde la subalternidad, los agraristas, los viviendistas, los trabajadores del campo y la ciudad, los  reformistas, los utopistas, los socialistas, los comunistas, los anarquistas... estamos de luto. La bandera de la “Paz con Justicia Social” amaneció hoy a media asta. Maldito bicho “que se va llevando todo lo bueno que en nosotros topa”. 

Nos quedamos con la huella imperecedera de su ejemplo. ¡Carajo, qué vaina, qué dolor, qué tristeza!”

Siguenos en WhatsApp

Artículos Relacionados