De acuerdo con la tradición, los católicos comen pescado en Semana Santa para cumplir con las sagradas escrituras. Se dice que los fieles no consumen carne roja porque representa el cuerpo de Cristo crucificado.

De hecho, uno de los milagros de Jesús fue repartir cinco panes y dos peces, entre una multitud de fieles, donde quedaron muchas sobras, debido a la multiplicación.

Sin embargo, esto sigue siendo una tradición pese a que la biblia no dice en ninguno de sus versículos la prohibición de la carne roja y el consumo del pescado en esta época de Semana Santa.

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Lo que sí hay son referencias al consumo de pescado: en el evangelio de Juan (21:5) se lee: "Entonces Jesús les dijo: Hijos, ¿acaso tenéis algún pescado? Le respondieron: No". De esta manera, con el consumo de pescado, se busca honrar los deseos que tuvo Jesús en vida en el día de su muerte.

He aquí algunas recomendaciones que se deben tener en cuenta a la hora de comprar un buen pescado:

• Los bronquios deben ser brillantes, húmedos y de color rosado.
• Los ojos deben ser brillantes y salientes.
• La cavidad abdominal, debe estar totalmente limpia, brillante y sin desgastes.
• El olor debe ser fresco.
• Las escamas tienen que estar unidas entre sí, bien adheridas a la piel, con un brillo metálico y difíciles de desprender.
• El músculo o carne debe ser firme y rígida, elástica al tacto y presentar un color propio de la especie, con superficie brillante, pero no viscosa.

Cómo detectar un mal pescado:

• Las branquias tienen un color café oscuro, mucosidad amarillenta y espesa.
• Los ojos se tornan opacos, hundidos, nublados y con la pupila gris.
• Posee un olor fétido, que indica el mal estado de la carne.
• La cavidad abdominal está desgarrada con huesos o espinas, separadas del tejido.
• Las escamas se encuentran en mal estado, se despegan fácilmente de la piel del pescado, además son viscosas y opacas.
• La piel al estar en mal estado se desprende fácilmente de los huesos y espinas. Al tacto es viscosa y con falta de firmeza.