Aldea
El café que revolucionó una cultura en Ibagué
Cafe Monteblanco, más conocido como Café de Planadas, pero también distinguido, como la embajada de Planadas en Ibagué.
Este emblemático sitio ubicado en el marco de la Plaza de Bolívar cerró actividades este lunes 25 de mayo.
Cerró, porque la crisis de la pandemia no tiene compasión con los pequeños y medianos emprendedores, sobre todo de aquellos que son arrendatarios.
Pero Café Monteblanco o Café de Planadas, no se resiste a desaparecer. Su creadora, Yeny Caterine Rodríguez y su esposo, Jhon Jairo Hueje, hoy alcalde de Planadas, cuenta que este es el momento para evolucionar e imprimirle una nueva dinámica al negocio.
Café Monteblanco o Café Planadas antes de su fundación en el 2008, estaba predestinado a establecer una marca de innovación sobre el consumo de café en Ibagué. Se puede decir que, con la llegada del Café Planadas, hay un antes y un después en el consumo de esta famosa bebida en la ciudad.
Por eso, Café de Planadas se convirtió en una insignia de Ibagué, y por eso está obligado a seguir deleitando a los ibaguereños con el mejor café.
Porque si algo hay que destacar de los emprendedores Jhon Jairo y Yeny Caterine, es que fueron los pioneros, fueron los que pusieron a hablar de cafés especiales a Ibagué. A partir de la llegada de este negocio y por todo lo que hicieron alrededor de esta actividad, es que se da apertura a un sinnúmero de sitios de este género a lo largo y ancho de la ciudad.
Aquí también vale resaltar que Café Planadas inició el concurso de baristas. El primer barista del Tolima fue formado por Café Planadas. Gracias al tesón de Yeny Caterine, se logró sacar adelante en 2012, el Primer Campeonato Regional de Baristas Tolima Grande.
De esa gran iniciativa, aún retumba su frase de mujer guerrera, de esa mujer hecha a pulso en medio de las vicisitudes que empezó a soportar en su natal Gaitania. “Nos vamos a convertir, primero en la cantera de baristas de Colombia, y segundo, en la región que más consume café de calidad”. Y ahí va con paso firme en ese propósito de continuar la tarea que, sin duda, vaya donde vaya, esa clientela exquisita cultivada con esmero que hoy sabe de café, la seguirá, cueste lo que cueste. Allá lo espera esa carta única: “Deme un Botero”, “Mejor un Miró”, o “Por qué no un Cabrera o un Staruzca”…
Con su propia tostadora
Más allá del atractivo tertuliadero en que se convirtió Café Monteblanco o Café de Planadas en la Plaza de Bolívar, es haberle dado visibilidad de grandeza a un municipio que en el pasado fue de los más golpeados por la violencia, pero gracias a sus campesinos y a su café, y a la decisión de apostarle al futuro, hoy se muestra ante el mundo como el territorio donde se produce uno de los mejores cafés especiales de Colombia y del mundo. Ruta que inició la caficultora Edith Enciso al ganar en el 2006 la Taza de la Excelencia.
Eso es Planadas hoy. Un municipio que de la desesperanza pasó a ser lugar donde brilla el entusiasmo y el optimismo. Y todo esto, en buena parte gracias a Café de Planadas. Cuentan que cuando alguien debía viajar de Planadas a Ibagué, el lugar de encuentro obligado era ese apasible tertuliadero, colmado de arte y finos sabores.
La embajada de Planadas en Ibagué
Pero más allá del apoyo brindado a los campesinos de Planadas, en especial a las dos asociaciones de productores con las que trabajan, lo que también exalta la labor de Jhon Jairo Hueje y Caterine Rodríguez, es el trabajo social cumplido.
Durante los 12 años de existencia de Café de Planadas, alrededor de 45 jóvenes campesinos de la zona recibieron ayuda con empleo y estudio. A tal punto que la mayoría de ellos terminaron sus carreras profesionales.
‘De Planadas para el mundo’, el lema que Yeny y Jhon Jairo acuñaron con acierto, seguirá activo, seguirá vigoroso, seguirá haciendo patria. “Nos vamos a empezar nuestra historia en otro lugar”: Yeny Caterine Rodríguez Enciso.
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